La eventual aprobación de las reformas citadas conlleva un cambio de regimen político, del arreglo institucional pasado a la llamada agenda de transformación del nuevo regimen. Veremos si la Presidenta electa Claudia Sheinbaum mantiene la inercia del obradorismo, o si imprime cambios que le permitan operar con bisturí en lugar de machete, y asi diferenciarse con un estilo personal de gobernar.
La Comisión de puntos constitucionales de la cámara de diputados aprobó por mayoría, el dictamen que plantea la desaparición de 7 órganos autónomos, entre los que destaca el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Transparencia (INAI) que garantiza los derechos para conocer información publica, el CONEVAL que mide la pobreza y el impacto de los programas sociales, y la Comisión Federal de Competencia (Cofece).
La narrativa obradorista ha cuestionado el funcionamiento de los órganos autónomos desde el principio del sexenio calificándolos de ineficientes, servir a los privilegios de unos cuantos, y anuncio con desaparecerlos para aprovechar esos recursos en beneficio de los programas sociales.
Los resultados electorales del 2 de junio pasado le dieron la mayoría calificada a Morena y sus aliados. Con las dos terceras partes de la cámara de diputados, y a tan solo tres votos en el Senado, el partido gobernante puede hacer cambios constitucionales sin el consenso de la oposición. Hasta ahora, la presidenta electa Claudia Sheinbaum ha seguido al pie de la letra la narrativa, y solo es cuestión de que entre la nueva legislatura para que estos cambios de regimen político sean una realidad.
Los diputados y senadores de Morena y sus aliados PT y Partido Verde, tendrán en sus manos la aprobación de las reformas planteadas como la judicial, de manera que podrán decidir operar con machete o bisturí, es decir destruirlas completamente o intentar reformarlas. Para AMLO, el diagnostico es radical, y ha decidido operar al enfermo con machete en lugar de bisturí, de manera que lo mas probable es que se apruebe su desaparición en la próxima legislatura. Las funciones de los órganos así como su personal existente pasaran a cargo de diversas secretarias, y el presupuesto de los 7 órganos autónomos de alrededor de 32 mil 213 millones de pesos serán transferidos a programas del bienestar.
La narrativa de la oposición es que la desaparición de los órganos autónomos, destruye el arreglo institucional de contrapesos al poder presidencial, con lo que se evade la transparencia y rendición de cuentas de parte del Ejecutivo. La cámara internacional de comercio global advierte que la eliminación de estos organismos abriría la puerta a una mayor concentración de poder político y económico, con riesgos importantes para la economía nacional y la competitividad en el mercado global, generando un efecto negativo sobre la confianza de los inversionistas nacionales e internacionales. Esta situación podría derivar en una menor inversión extranjera directa, afectando el crecimiento económico del país y la economía familiar. Para esta cámara, los órganos son vistos como garantías de la estabilidad democrática y de una gobernanza económica justa.
La eventual aprobación de las reformas citadas conlleva un cambio de regimen político, del arreglo institucional pasado a la llamada agenda de transformación del nuevo regimen. Veremos si la Presidenta electa Claudia Sheinbaum mantiene la inercia del obradorismo, o si imprime cambios que le permitan operar con bisturí en lugar de machete, y así diferenciarse con un estilo personal de gobernar.