De cara al proceso electoral del 2024, lo mas recomendable es tener mesura para interpretar los resultados de encuestas con metodologías diferentes en un entono de polarización política y social.
Históricamente las encuestas han sido razonablemente precisas en estimar al candidato triunfador de la Presidencia de la República, sin embargo lo que se cuestiona en los últimos días es la amplia ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Galvéz, así como la variabilidad de esta que puede ir desde los 15 a los 40 puntos de diferencia. El antecedente de la elección a Gobernadora del Estado de México en la que la mayoría de las encuestas estimaban una ventaja de alrededor de 20 puntos, y al final solo fueron 8, debe ser motivo de mesura para observar los resultados de encuestas con metodologías diferentes como pueden ser las de vivienda, y las telefónicas.
Desde mi experiencia en los procesos electorales de los años recientes, de manera general las encuestas en vivienda sobreestiman al partido gobernante Morena, pero las telefónicas y en línea sobreestiman al PAN-PRI y PRD, de manera que habrá que ser muy cauteloso cuando miramos los escenarios que reportan las encuestas. De cara a este proceso, y al futuro de las encuestas electorales, será muy importante generar transparencia en la metodología de los muestreos mixtos que nos acerque a reducir la brecha de cobertura, muestreo, pero también de ajuste para presentar escenarios mesurados, y con menor variabilidad de lo que se observa en el actual proceso.
Otro aspecto medular es que en la mayoría de las encuestas publicadas, estamos viendo preferencias efectivas, es decir no se esta considerando que existe un porcentaje de indecisos que puede ser del 20 al 25%, y esto tiene un sesgo a favor de la puntera de la campaña. Lo mas correcto es reportar preferencias brutas, porque desconocemos cual será la orientación de los indecisos.
Para los políticos en general, las mejores encuestas son aquellas que los ponen punteros, porque son las que se animan a publicar y difundir con los medios, esperando que el público indeciso opte por sumarse a su carro ganador, de manera que cuando el publico indeciso identifica que la ventaja es muy amplia, y que no hay posibilidades de cambiar el rumbo de la elección, opta por sumarse al equipo ganador, o bien abstenerse de participar.
La sana incertidumbre es un valor de las elecciones democráticas. Es probable que le estemos dando demasiado peso a los efectos de las encuestas en las campañas, pero es un hecho que lo tienen, y por lo tanto serán objeto de escrutinio publico. Si las encuestas continúan dando un amplio margen de victoria a la candidata puntera, y el resultado electoral es mas cerrado de lo estimado, las encuestas serán cuestionadas fuertemente.
En estricto sentido, las encuestas no son pronósticos, son estimaciones del comportamiento electoral bajo niveles de confianza, margen de error, y están sujetas a la variabilidad del entorno social, sin embargo son parte del ecosistema electoral en el que interactúan con los actores políticos, los medios y la opinión publica.
La credibilidad de las encuestas electorales depende de varios factores, como la metodología utilizada, el tamaño y representatividad de la muestra, la imparcialidad de la entidad que realiza la encuesta, el historial de precisión de esa entidad, y la transparencia en la divulgación de los resultados.
De cara al proceso electoral del 2024, lo mas recomendable es tener mesura para interpretar los resultados de encuestas con metodologías diferentes en un entono de polarización política y social.