La centralización y el fortalecimiento de los poderes del Estado para resolver problemas públicos como la inseguridad es parte de la narrativa obradorista. En el inicio de sexenio, Claudia Sheinbaum ha optado por la continuidad, sin embargo apoyado en la frase atribuida a Albert Einstein, es posible que en el mediano plazo se tengan que hacer cosas diferentes para producir resultados diferentes si se quiere disminuir la inseguridad y violencia como principal problema publico en el país.
La inseguridad es la mayor problemática percibida a nivel nacional, y la deuda principal del obradorismo, pues en esta campo es donde recibió mayores criticas, y opiniones negativas sobre su gestión. Lamentablemente nos hemos convertido en una sociedad cada vez mas violenta y lo hemos normalizado, como los enfrentamientos armados entre civiles en Sinaloa sin que las fuerzas del Estado puedan impedirlo, o el asesinato de politicos a cargo de los grupos delincuenciales y su viralización en redes sociales como el del ex alcalde de Chilpancingo, Guerrero.
Una de las frases mas polémicas en materia de seguridad ha sido la postura del ex mandatario López Obrador de “Abrazos y no balazos”, como una respuesta de contraste ante las acciones frontales en contra de la inseguridad y el narcotráfico en la época de Felipe Calderon. Dicha frase fue recibida positivamente entre su base de apoyo social, sin embargo no ha sido suficiente para revertir la violencia y la inseguridad, particularmente en diversas regiones del país como Sinaloa, Guerrero, Chiapas, Guanajuato, en los que los grupos delincuenciales representan un factor real de inestabilidad y disputan el monopolio de la violencia al Estado Mexicano, incluida la Guardia Nacional.
La presentación de la nueva estrategia de seguridad publica a cargo del Secretario Omar Garcia Harfuch se orienta por la continuidad de lo hecho en el anterior sexenio. Ademas de atender las causas que generan la violencia, Garcia Harfuch ha señalado que se robustecerá el uso de la inteligencia e investigación con un enfoque preventivo, fortalecer la Guardia Nacional, y fomentar la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno como son el federal, y los gobiernos estatales y municipales.
En cuanto la atención a las causas que generan la violencia, se asume en la medida que se reduzca esta y se brinden oportunidades a los jovenes, estos tendrán menos incentivos para sumarse a los grupos delincuenciales. Nada nuevo de lo que ha señalado López Obrador en el pasado. La principal critica apunta que en el largo plazo, los apoyos generan clientelismo, dejando en segundo termino la reducción de la violencia.
Una de las diferencias sustanciales es la creación de una subsecretaría de inteligencia e investigación para detectar patrones criminales y responder de forma mas rápida y precisa a los delitos, lo cual se percibe como una de las fortalezas del perfil del actual secretario de seguridad.
Las críticas mas fuertes se centran en el fortalecimiento de la Guardia Nacional que sepulta la promesa inicial de mandos civiles. La militarización de los cuerpos de seguridad publica es un hecho, pues el principal cuerpo de seguridad publica se transfiere a la Secretaria de la Defensa Nacional, desplazando por completo a las fuerzas policiales civiles, y a las policías estatales y municipales, como el eslabón institucional mas débil para combatir la inseguridad.
La centralización y el fortalecimiento de los poderes del Estado para resolver problemas públicos como la inseguridad es parte de la narrativa obradorista. En el inicio de sexenio, Claudia Sheinbaum ha optado por la continuidad, sin embargo apoyado en la frase atribuida a Albert Einstein, es posible que en el mediano plazo se tengan que hacer cosas diferentes para producir resultados diferentes si se quiere disminuir la inseguridad y violencia como principal problema publico en el país.
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