Me encontré a una mexicana que lleva 4 años viviendo en esta ciudad, le pregunte como la describiría, su respuesta fue lacónica: “Berlín es gris”.
Puede ser que el clima, llevo 5 días acá y solo he visto los rayos del sol 4 horas, quizá. La gente no es sonriente, no es amable ni servicial o al menos con los que me he topado no lo fueron.
Claro que tiene lugares icónicos, monumentales, majestuosos, pero me imagino Berlín como una de esas bodas que se anuncian con bombo y platillo, donde corren las invitaciones 500, 600, 700, 1000 invitados la cena, el ambiente, los amigos el champagne, y 3 meses después los recién casados ya son recién divorciados, algo escondían.
Pues así Berlín, tras de toda esa majestuosidad, los monumentos, los castillos, la historia de su realeza, las grandes construcciones hay algo que hace a esta ciudad gris, melancólica.
Existe un humor diferente, una vibración que no se puede dejar de sentir, aquí inicio la locura hitleriana, el exterminio de los judíos, los ríos de sangre, aquí prácticamente acabo la segunda guerra mundial con el suicidio de Hitler, aquí los tratados de los aliados tras su victoria dividieron el territorio de Alemania, aquí se levantó un muro, aquí cientos de alemanes murieron al querer cruzar esa señal de la ignominia humana, aquí desapareció la monarquía Prusiana, aquí se quedaron como señal de una desmedida desigualdad económica decenas de castillos de esa realeza que llego a tener domino en casi todo lo que hoy conocemos como Europa. Esa misma obsesión por el poder, por el dominio, por la supremacía fue la que engendro a un Hitler y a un pueblo dispuesto a seguirlo.
Berlín es…gris, pero al mismo tiempo es una ciudad pujante, se nota el dinero en cada esquina, el transporte público es envidiable, la cantidad de construcciones que se levanta por toda la ciudad es incontable, la actividad comercial es desmedida.
Yo que he hecho radio por más de 30 años, tengo la manía de escucharla en cada lugar que voy, solo para contar el número de spots (comerciales radiofónicos) en cada corte, así me doy cuenta de la salud publicitaria de la plaza y créanme en Berlín se escuchan más spots que canciones o comentarios eso es signo de una economía robusta, pujante, deseosa de comprar y obvio de vender.
Berlín es…gris, melancólicamente bello.
Toluca es…roja.
De aquí y hasta la próxima que nos volvamos a encontrar sean inmensamente felices.
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