Cavilando | Belgrado

Su ubicación geográfica la hizo la ciudad mas deseada por oriente y occidente

Hugo Mauricio García | El Sol de Toluca

  · sábado 16 de noviembre de 2019

Foto: Hugo Mauricio García | El Sol de Toluca

Belgrado huele a sangre. 47 veces es el numero de ocasiones que se ha tenido que reconstruir la ciudad desde la edad media hasta nuestra época, a pesar de ser una de las ciudades más viejas de Europa no se ven esas edificaciones que se observan en otras latitudes del viejo continente, llama poderosamente la atención del turista esta falta de historia monumental, en principio es desconcertante.

La situación geográfica de Belgrado la hizo la ciudad mas deseada por oriente y occidente, ya que es el paso natural para ir de un lugar a otro, ahí la razón por la cual la guerra ha sido un signo en la vida de los belgradenses.

No habría entendido ni disfrutado tanto de la ciudad de no haber sido por una charla con el embajador de México en Serbia, Marco Antonio Garcia Blanco, quien ampliamente me detalló las vicisitudes de esta región a lo largo de la historia, hace 20 años Serbia aún estaba en guerra y en 1999 Belgrado fue bombardeada por fuerzas de la OTAN, hoy en día se observan edificios que fueron alcanzados por esas bombas.

Serbia tiene apenas un periodo de paz de 2 décadas y se está reconstruyendo otra vez no solo en el plano material, sino mentalmente también. En Serbia viven 3 generaciones de personas, aquellas que añoran la época del comunismo, los que vivieron la guerra mas reciente de Serbia y la tercera conformada por los hijos de estos, que no quieren volver a saber de un país en guerra.

La historia ha hecho a los belgradenses personas de carácter hosco y retraído, pero solo es cuestión de ofrecerles una sonrisa para tener de regreso el más sincero gesto de amabilidad, sinceridad y agradecimiento dibujado en sus labios.

Belgrado es mucho más que observar ruinas y viejas edificaciones, la historia de esta ciudad reside en el alma de cada belgradense, cada uno de ellos es un sobreviviente de las 47 veces que se ha reconstruido esta ciudad y por eso tiene la necesidad de decirte con sus manos, con su servicio, que ahora están abiertos al mundo.

Ahora, no es que no haya nada que ver o admirar, Belgrado tiene sus cositas, una de ellas es la fortaleza de Kalemegdan, lugar con vida milenaria situada en la confluencia de los ríos Sava y Danubio (que por si mismos son un espectáculo) y que sirvió para defender la ciudad, en esta fortaleza hay un signo de lo que son los belgradenses; en un rincón de este espectacular sitio existe un osario con los restos de soldados combatientes en la primera guerra mundial y en tal lugar un placa que recuerda la bravura de los soldados belgradenses y que hoy denota lo que es este pueblo.

En la primera guerra mundial era claro que la capital de Serbia iba a capitular, en vísperas del asalto final y de la ultima batalla librada para su defensa el general Gravilovic, quien dirigió a sus soldados y como si fuera parte de un guión cinematográfico les dijo: “soldados, exactamente a las 3 de la tarde, el enemigo debe ser aplastado por su feroz carga y destruido por sus granadas y bayonetas. El honor de Belgrado, nuestra capital, no debe mancharse. ¡Soldados!, ¡héroes! el comando supremo ha borrado nuestro regimiento de sus registros. Nuestro regimiento ha sido sacrificado por el honor de Belgrado y la patria, por lo que no necesitan preocuparse por sus vidas, estas ya no existen. ¡Así que adelante a la gloria!, ¡por el Rey y por la patria! ¡Viva el rey, viva Belgrado!”

Así la arenga de guerra, pero así también el espíritu de Belgrado y de toda Serbia, un espíritu que los impele a luchar y a sobreponerse a todo, hoy su guerra es por dar a sus ciudadanos la calidad de vida que merecen y a tener un lugar preponderante en el concierto de las naciones.


Soy Hugo Mauricio Garcia

De aquí y hasta la próxima que nos volvamos a encontrar, sean inmensamente felices.

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