El chiles es un fruto saludable, rico en vitamina C; de hecho, en la dieta prehispánica y hasta principios del Siglo XX, era una fuente importante de vitaminas. Además, contiene flavonoides, antioxidantes, ayudando a prevenir enfermedades como el cáncer.
En el caso de la capsaicina, que es la responsable del efecto picante en el chile, tiene algunas propiedades antivirales y antiinflamatorias y en algunos casos se han podido extraer diversos compuestos a nivel de la química farmacéutica y con ellos producir medicamentos antiinflamatorios.
Por lo tanto en términos nutricionales, este fruto es una fuente de minerales y vitaminas, y por supuesto, proporciona sabor a los alimentos, de ahí que sea muy buscado, en muchos casos puede llegar a ser adictivo y su popularidad en México lo llevó a ser la mascota del Mundial de Futbol México 1986 con el nombre de “Pique”.
Actualmente, la comunidad científica está estudiando el genoma del chile para saber hasta qué punto se les ha permitido adaptarse a otras condiciones ambientales, como el de sequía temporal, lo anterior de acuerdo al artículo titulado: El chile, sabor y sufrimiento, publicado en el portal Ciencia UNAM el pasado 26 de agosto.
En México es común que se puedan encontrar hasta cuatro especies diferentes: Capsicum annuum, que es a la que pertenecen los chiles piquines hasta los pimientos morrones, pasando por los catarina, los puya, los chiles poblanos, serranos, etcétera. Esta especie es originaria de México y Centroamérica.
El artículo agrega que algunas regiones del país tienen un nivel de producción muy importante, entre ellas, Zacatecas, San Luis Potosí, Baja California Norte y que se concentran al mercado de exportación.
También se cultiva en diversas partes del mundo como Colombia, España, Bolivia, Brasil, La India, Vietnam, Tailandia y Japón, entre otros.