Hasta los malos tiempos pueden endulzarse.
En temporada de pandemia, elaborar y vender dulces es una tarea que ayuda. Suaviza el paladar y anima al alma.
En la Dulcería Hernández se dedican a la fabricación de dulces típicos. Así los encontró el virus que siembra la amargura actualmente.
Sin embargo, los dueños de este establecimiento sabían que la magia del dulce no podía terminar.
Fue cuando idearon recurrir a las ventas digitales para que un dulce paquete llegara hasta la puerta de sus clientes. Y funcionó.
Miguel Hernández, uno de los integrantes de esta familia dedicada a la elaboración de dulces de leche, señaló que para mantener un buen nivel de ventas abrieron una página de internet.
Ahí crearon un catálogo de todos los productos, donde compradores pueden realizar los pedidos y la dulcería hace la entrega a domicilio.
"Esta forma de comercializar los dulces de leche nos ha permitido mantener los ingresos.
"Tal vez las ganancias no son muy elevadas, pero esta alternativa de venta nos ha permitido mantener a flote el negocio de los dulces de leche, pues ya forman parte de la cultura gastronómica de la ciudad de Toluca”, explicó Miguel.
Hasta el momento, dijo, no ha sido necesario pensar en otro tipo de estrategias para la entrega de su mercancía, como serían los servicios de mensajería, aunque si la demanda crece podrían considerarlo.
El reto no ha sido fácil, pues durante la actual pandemia las ventas de sus dulces se vieron afectadas en alrededor del 50%.
Pero el dulce sigue teniendo demanda, afirmó Miguel.
La familia Hernández admite que la situación económica que priva en el país no es buena, ya que las familias han enfrentado distintas problemáticas con la pérdida de empleos, la baja en salarios o la incertidumbre laboral, pero la ventas de estos dulces hasta ahora se mantiene en niveles aceptables.
Su fuente de ingresos viene de un producto que no forma parte de la canasta básica, no es esencial, palabra tan de moda en la nueva normalidad que provocó la enfermedad de Covid-19.
Sin embargo, sus dulces típicos siguen atrayendo compradores, cautivando con su magia y revirtiendo el mal sabor de boca que deja una pandemia.
Reabre sus puertas
Cuando el semáforo epidemiológico por el Covid-19 estuvo en rojo la dulcería tuvo que cerrar sus puertas. A pasar al color naranja reabrieron con estrictas medidas de sanidad.
“Contamos con tapetes sanitizantes y gel antibacterial, exigimos a nuestra clientela el uso de cubrebocas y evitamos que se aglomeren en el área de exhibición o ventas.
"Hasta el momento no hemos tenido problemas, la gente espera a que sea su turno de entrar, son clientes muy disciplinados, siempre han estado de acuerdo en aplicar las medidas sanitarias”, afirmó.
Oferta para fin de año
Las fiestas decembrinas están cada vez más cerca y muchas personas optan por obsequiar dulces típicos, por ello la Dulcería Hernández, como el resto del año, ofrece canastas, cajas decoradas y bolsas para regalar en estas fechas. Prevén una buena venta.
"Queremos invitar a los lectores de El Sol de Toluca a venir y adquirir aquí sus regalos navideños”, expresó Miguel.
La venta de los típicos dulces de leche cuenta con una amplia tradición.
Actualmente se tienen identificados en la capital mexiquense 25 puntos de venta de estos productos, entre ellos la Dulcería Hernández, así como las tradicionales alacenas instaladas en Los Portales de Toluca.
Entre los dulces de leche que se ofertan destacan cuatro como los más emblemáticos: el jamoncillo o barra de leche, el mostachón, los huesos de canela, sí como el macarrón.
Venta
El procedimiento para realizar pedidos es sencillo: el cliente sólo tiene que consultar la página “Dulcería Hernández” o “Hernández Dulcería”.
Después debe elegir los productos que desea comprar, realizar el pedido por teléfono, medio a través del cual se acordará el día y lugar de la entrega, así como el monto total a pagar.
O bien, el consumidor también puede marcar al teléfono 722 213 4105 y pedir el servicio a domicilio.
Cuando las entregas son en Toluca los envíos no tienen costo, pero si se trata de lugares alejados se aplica una pequeña cuota, indican los integrantes de esta familia, quienes tienen como tarea endulzar el día de sus clientes.
125 años de sabores que nos deleitan
Al traspasar el umbral, el aroma de la leche hirviendo, mezclada con el azúcar, invade el aire; provoca la salivación que anticipa el momento de disfrutar los típicos dulces de leche tan emblemáticos de la ciudad de Toluca.
Sólo un pequeño letrero blanco con letras azules sobre la reja blanca que protege la casa de paredes verdes distingue a la Dulcería Hernández, ubicada en el 304 de la calle Texcoco, colonia Sector Popular, más conocida como la colonia Sánchez.
Carlos Hernández Nava, uno de los integrantes de esta familia dedicada a la fabricación de dulces de leche, recibe a El Sol de Toluca en los talleres donde se elaboran estas delicias, ahí mismo los clientes acuden a comprarlos para llevarlos a su mesa y disfrutarlos.
El recorrido inicia en el área de venta, después se pasó a la de exhibición, donde se pueden encontrar los tradicionales macarrones, los dulces de leche con sabor a guayaba, nuez, vainilla, almendra y piñón; las frutas cristalizadas como el higo y la naranja, los limones rellenos de coco fresco, las cocadas y muchos más.
De ahí pasamos con don Carlos a un pequeño y acogedor jardín donde nos cuenta, bajo los rayos del sol, cómo se ha mantenido la tradición que ha sido el negocio familiar de cinco generaciones. Hasta este sitio llegan los dulces aromas de los dulces.
La tradición de elaborar estos manjares tiene ya 125 años, pues la iniciaron sus bisabuelos en 1895, y aunque no conoce muy bien la forma en que empezó el negocio, piensa que tal vez lo utilizaron como medio para subsistir.
La receta original de los dulces subsiste al resguardo de la familia Hernández, pero actualmente han empezado a utilizar azúcar baja en calorías para aumentar la oferta a consumidores diabéticos.
Con sólo leche y azúcar se elabora la base de todos los dulces, incluidos los jamoncillos, explica José Hernández, quien está pendiente de los casos de hierro que sobre las hornillas contienen los dos ingredientes en plena ebullición y a los que periódicamente remueve con la ayuda de una pala de madera.
Al igual que Carlos, José no revela la receta familiar del exquisito manjar, pero sí nos informa que la primera parte del proceso requiere de, al menos, cuatro horas para que la leche con el azúcar se reduzca hasta formar una pasta.
Posteriormente se adiciona el sabor que les corresponde para luego pasar a completar el proceso hasta llegar al corte y luego a las charolas donde serán exhibidos a los clientes, para que estos disfruten su sabor.