Te vamos a decir qué lleva, pero la receta secreta no, !esa no!...replicaba doña Josefa mientras le movía con ritmo y armonía al mole rojo que iba a ofrecer a los asistentes a la Quinta Feria del Mole celebrada este viernes en San Jerónimo Acazulco.
Todavía faltaba una hora para la inauguración de la tradicional feria y algunos comensales ya se acercaban a oler las enormes cazuelas de mole. Mientras véndame un tamalito con mole, le exigía un hombre acompañado por su hijo; bueno, dos tamalitos, recomponía.
Sí, ándele. Decía doña Josefa mientras platicaba que hace una semana comenzó con la fabricación de su mole que inició con la desvenada de chiles pasando por la matanza del guilo.
Échale más, échale más, le ordenaba la señora Emilia Peña a su hija, quien vaciaba el caldo de guajolote al mole. Esto es lo que le da mucho sabor eh, ya más no te puedo decir porque te estaría dando la receta completa y qué tal si me copias, decía para luego soltar una carcajada.
Pese a la nube de humo encerrada en el enorme salón donde se llevó a cabo la Quinta edición de esta feria. Los visitantes poco a poco fueron llegando atraídos por el olor del mole rojo. Ahora vamos a estar hasta el domingo, esperemos que venga más gente.
No sólo el sabor del mole es incomparable, pues también el arroz y los frijoles tienen su chiste, todo esto es para que vengan. No tengan duda que sus estómagos se van a ir muy satisfechos, refería doña Emilia, en tanto sacaba la carne de guajolote y pollo que iba a ofrecer este viernes durante la inauguración.
Este mole no tiene ma.., murmuraba una persona que acudía de la ciudad de Toluca y que de rebote se enteró de la feria. Nosotros venimos de la montaña, pase usted a comer su platillo de mole, le pedía la señora Emilia sin dejar de presumir su traje otomí.
Ni siquiera había pasado la inauguración oficial y varios comensales ya se encontraban en la enormes mesas degustando el mole, frijoles y arroz, auxiliados de las infaltables tortillas a mano salidas del comal.
Yo sé que el mole lo pueden comer en cualquier parte, pero un mole como el de aquí, no lo creo. El mole de Acazulco es incomparable, yo reto a que vengan y lo prueben, pues aquí lo hacemos con mucho amor, finalizó doña Manuela Linares, quien apurada salía con un copal en la mano para la celebración otomí.