Existen los países de primer mundo y arriba de ellos esta Suiza el hiper primer mundo. Los suizos viven como relojes, exactos, perfectos, no dejan nada al ahí se va, claro que tener un país tan funcionando por nota tiene su precio y es muy alto.

Para los suizos vivir en suiza es caro, imagínense lo que cuesta para un turista que llegó con la idea de solo ver las montañas de Heidi, ¡sobreviví a Suiza!, es lo que puedo decir.

Después de pasar 7 días en esta ciudad, ya no sabia si de verdad quería salir a conocer o de plano quedarme a conocer Suiza en fotografías, no es mi deseo hacer burla del aumento del pasaje en el Estado de México, las condiciones son diferentes, pero acá un boleto por el día completo es de 180 pesos, los suizos prefieren andar en bicicleta que regalar su dinero de esa infame manera.

La proteína animal es consumida 1 o 2 veces a la semana y no puede ser de otra manera, nada mas hay que comprar un kilo de pollo para entender porque prefieren el queso, que la carne, el kilito de pechugas de pollo $440.00, sí leyeron bien CUATROCIENTOS CUARENTA PESOS, cilantro 10 gramos o lo que es lo mismo 6 varitas de cilantro CINCUENTA PESOS, y así me la puedo llevar, pero bueno eso pasa sin viajar forrados de francos suizos, si es caro el país, pero los suizos a eso están acostumbrados y han encontrado la forma de hacer mas llevadero su alto nivel de vida. Suiza es el país mas caro del mundo de acuerdo con un estudio de julio de 2019 de la revista CeoWorld.

Lo bueno es que si encontré las montañas de Heidi, muy cerca de Lucerna, empieza la magia, los Alpes suizos son un concierto de majestuosidad y blancura, uno podría pensar que le blanco es un solo tono, pero en verdad, se sorprenderían de ver todas las tonalidades del balco, la nieve se agolpa y las caprichosas formaciones parecen las copias terrenas de las nubes, yo no se si las nubes son como la nieve o la nieve es como las nubes, en todo caso viendo ese paraíso me sentía en el cielo.

No vi a Heidi, pero me la imagine jugando en el blanquísimo material, cuidada de Pedro y del abuelo, para quien no sabe de qué hablo, Heidi es una caricatura que nos acompañó cuando niños, ella era una pequeña de 5 años que vivía sus aventuras en los Alpes suizos, juro por la la santísima trinidad y santos que le custodian, los acompañantes de luz, los maestros ascendidos y toda serie de seres metasensoriales, que nunca pensé ver de cerca el hábitat de Heidi, si se me salieron mis lagrimitas.

Basel es uno de los centros poblacionales más grande de la Suiza (así le dicen ellos “la Suiza”), ubicada al norte del país, hace frontera con Francia y Alemania, el aeropuerto tiene salida a Francia y Suiza, de hecho yo Salí por la parte de Francia y tuve que cruzar una sala de 100 metros para salir por la parte Suiza.

Basel es cruzado por el poderoso río Rhin, a su lado creció la pequeña Basel y la Gran Basel y durante muchos siglos estuvieron en constante pleito, no digo guerra, porque estos pleitos hasta se podían tomar con algún grado de humor; en la Basel Grande se construyo hace un par de siglos la figura de un Rey bufón que por medio de un mecanismo adelantado para su época, abre los ojos y saca la lengua burlonamente en dirección a la pequeña Basel, esa figura aun existe sigue funcionando y apuntando hacia el mismo lugar.

Desde aquella época a la fecha mucho ha crecido este asentamiento y entre las grandes empresas que se asientan en su territorio están los monstruos mundiales de la medicina, Novartis y Roche, mas de 20 mil personas trabajan en alguna de estas 2 empresas, 1 de cada 1 de cada 25 habitantes de Basel reciben un sueldo proveniente de ellas.

La Suiza es cara, pero es bellísima, la calidad de vida es inmejorable, las condiciones de desarrollo una bendición, y por espacio no hablo de sus habitantes, baste decirles que son mucho más amables de lo que parecen, un suizo verdadero siempre te sonreirá y te dirá gracias y adiós.