¡Que viaje!, y todo comenzó como un sueño, que luego se volvió objetivo y después realidad física, viajar por Europa acompañado de mi familia, tomar un periodo sabático en mi vida, en principio parecía irrealizable, pero después me di cuenta que ese sueño que tan insistente y recurrentemente venía a mi pensamiento, era posible realizarlo. Pensé que el universo, la mente infinita, Dios, como gustes llamarlo me daba este sueño y que eventualmente me mostraría todas las nuevas condiciones y circunstancias en mi vida para poder llevarlo a cabo. Y así fue.
Renuncie a mi trabajo, saque a mis hijos de la escuela, tomamos lo que teníamos y nos lanzamos a Europa, tampoco teníamos todo planificado, lo único claro es que seguiría estudiando para obtener una certificación en liderazgo avanzado, haría el "iron man" de Barcelona y mi esposa el maratón de Berlín, así que nuestros 2 únicos países seguros eran España y Alemania, lo demás dejaríamos que el universo nos sorprendiera. Y así fue.
Fuimos descubriendo Europa paso a paso y cuando creíamos que ya habíamos visto o visitado un lugar difícil de superar, el siguiente destino nos volvía a sorprender con otro paisaje, otros edificios, diferente historia, con su gente, cuando Dios se esmera en mantener tu vida en el éxtasis, créeme: tiene suficientes herramientas para lograrlo.
Y así pasamos de la deslumbrante Barcelona a la melancólica Berlín, regresamos a Barcelona, una semana después ya estábamos en el indescifrable Paris, volamos hacia la ruinosa Atenas, pasamos a la joven y divertida Sofia en Bulgaria y nos adentramos en los Balcanes, primero a la siempre nueva Belgrado, después a una de las ciudades hermanas de Toluca; Novisad ambas poblaciones en Serbia, volamos a la esperanzadora Sarajevo en Bosnia y Herzegovina, por carretera nos movimos a la bellísima ciudad de Kotor en Montenegro, pasamos navidad en la deslumbrante Dubrovnik en Croacia y año nuevo en la Milenaria Split en el mismo país, la primera semana de enero llegamos a la ordenada y hermosa capital de Eslovenia; Ljubljana.
Dejamos los Balcanes para adentrarnos a Europa del este, por tren rodamos hacia la imponente Budapest en Hungría, otro tren nos llevó a la impresionante Praga en la Republica Checa, volamos a la disciplinada ciudad de Basel en Suiza, un camión nos adentró a Italia, primero la hermosa Turín y después la grandiosa Roma, un avión nos dejó de nueva cuenta a Barcelona y de ahí el regreso a México.
Cada vez que dejábamos una ciudad había un proceso de duelo por el país dejado y uno de esperanza por el lugar que íbamos a conocer, para mí el mayor dolor fue dejar Kotor en Montenegro quede enamorado de esa ciudad.
Conocimos 14 países, vivimos en 16 ciudades diferentes visitamos en total 24 poblaciones del viejo continente y todo comenzó con un simple sueño.
Prendas más prendas menos, cada uno llevábamos 5 playeras, 5 calcetas, 2 chamarras, 5 trusas, 2 pares de ropa térmica, 2 chamarras, 1 tenis, 1 botas, artículos de limpieza, mi hija y mi esposa, llevaban quizá un par de cambios extras.
Destaco algunos artículos que usamos y que su desempeño fue notable, mis tenis asics y los tenis nike de mi esposa corrimos más de 1000 kilómetros y los tenis aguantaron como los grandes, botas timberland para toda la familia, soportan todo, chamarras columbia y una gran sorpresa un par de chamarras de nylon con pluma de ave que compre en Aldo conti y quizá fueron las mejores en temperaturas a menos 6 y 7 grados, que buenas salieron, jeans true religión fabricados en Puebla, regresaron como nuevos.
Todo comenzó como un sueño, pero no se volvió realidad física hasta que me lo creí y lo hice objetivo y me puse en acción, bueno hasta escribí un libro de desarrollo personal, ya les platicare de que va.
Termina esta etapa y empieza una aún más esplendorosa: la del trabajo diario que da resultados, que rinde frutos, que me ayuda para seguir ayudando y creciendo y siendo feliz y sosteniendo todos los días la Imagen de mi Fe.
