¿Se practica la tolerancia en la escuela?, fue el título de la ponencia dictada por la doctora Araceli Rodríguez Solano, docente-investigadora del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM), quien dijo que en los procesos de enseñanza se debe tener un Código de Conducta Autogestivo, que siempre este presente para la gestión de los conflictos, que genera una comunidad de aprendizaje.
“La importancia de la planeación y evaluación es de suma importancia, los planes y programas de los diversos niveles no deben ser solo un requisito, sino un documento que se viva, que genere una cultura diferente en las instituciones, teniendo como eje la convivencia sana y pacífica. Y desde lo institucional debe haber congruencia con un ethos demográfico colegiado desde los Consejos Técnicos para definir a los alumnos como ciudadanos y lograr esa cultura de convivencia pacífica”, señaló.
A nombre del Gobernador de la entidad, licenciado Alfredo del Mazo Maza y del Secretario de Educación, licenciado Gerardo Monroy Serrano, el doctor Eduardo Blanco Rodríguez, Director General del ISCEEM dio la bienvenida a la invitada, reconociendo que es una conferencia oportuna en este regreso a clases, y destacó el profesionalismo de la ponente.
Durante su plática doctora Rodríguez se basó en los resultados de sus investigaciones obtenidas a través de réplicas desarrolladas del 2008 al 2019, las cuales son consistentes entre sí, dividiendo la plática en tres partes, primero con antecedentes donde mencionó a la UNESCO con propuestas de educación en valores, aprendiendo a hacer y a vivir juntos, incluyendo la inclusión, el respeto, la tolerancia y el pluralismo para una convivencia humana.
En el segundo punto dentro de la metodología la pregunta fue ¿Se practica la tolerancia en la escuela?; ¿la tolerancia como valor para la democracia se enseña implícitamente a través de las prácticas institucionales?, ¿el maestro enseña explícitamente la tolerancia como valor para la democracia?, el objeto de estudio es la reconstrucción y fomento a la tolerancia como valor para la democracia; los procesos de enseñanza explícitos que se dan clase e implícitamente en como actúan; y las prácticas educativas institucionales, hacen su labor a partir de su horizonte de formación; y la recuperación empírica se logra a través de lo que se decía y hacía en los diferentes niveles.
En su investigación por varias instituciones la doctora Rodríguez Solano reconoció a una maestra (llamada de la vieja guardia) que fue la más tolerante en su manera de ser, por lo que lograba en el aula, la consistencia, congruencia, coherencia y el ser transparente, planteando su compromiso con los alumnos ya que promovía el diálogo, atendía los conflictos y tenía un horizonte de formación de los alumnos más allá de la escuela y puntualizó: “la comunicación de los estudiantes era asertiva, de confianza y respeto”.
Asimismo, habló de los marcos de relación y de los elementos procedimentales de una persona moral e invito a los profesores a responderse ¿qué hacemos?, ¿por qué lo hacemos?, ¿o lo hacemos? con la finalidad de modificar nuestro hacer y nuestro decir y señaló: “la palabra convence, pero el ejemplo arrasa” y finalizar con una sesión de preguntas y respuestas.