“El Escultor de Fuego”: Fernando Cano Cardozo

Artista que por más de cincuenta años se ha dedicado a la escultura en hierro forjado

Ruth Flores

  · sábado 24 de marzo de 2018

Sé que dentro de mí, hay un niño que me inspira a crear cosas nuevas”. (Foto: Luis Camacho)

Si alguna vez has visitado el Edificio Central de Rectoría, seguramente has visto esculturas de mujeres que posan pensativas o alegres en el Jardín de los Naranjos. Éstas piezas en hierro forjado son obra del escultor Fernando Cano Cardozo, que se ha ganado el apodo de “Escultor de Fuego”.

Por poco más de cincuenta años, el “Escultor de Fuego” se ha dedicado a crear figuras con hierro forjado. Para encontrar su verdadera vocación, el “Vulcano”, como también le apodan, aseguró que “pasaron muchos años y también muchos oficios”.

Durante su juventud, trabajó como plomero, herrero e incluso, como peón en una fábrica de acero, hasta que encontró en la escultura una forma de dar rienda suelta a su imaginación.

“Pienso que todos tenemos un don con el que nacemos, solamente tenemos que encontrarlo y darle toda nuestra atención” reflexionó, sentado en el sillón de su sala mientras saboreaba una paleta.


La imaginación es fundamental para un artista

Para un artista, la imaginación y la creatividad son sus herramientas más poderosas. El Maestro Cano invitó a los niños a cultivar su imaginación, a través del dibujo y la lectura de cuentos.

“Lean cuentos, pero sobre todo, pídanles a sus papás que se los lean, porque es más agradable escuchar las historias con la voz de una persona, pues es una espectacular oportunidad para imaginar grandes historias” enfatizó.


Un comentario sincero

Aunque el maestro escultor cuenta con un catálogo impresionante de obras, en pequeño, mediano y gran formato, asegura que jamás ha hecho una escultura especialmente para el agrado de los niños, pues es complicado debido a que “los niños ven más allá de lo que puede ver un adulto”.

Recordó que en una ocasión, en una exposición individual, puso un libro abierto y un lápiz para que la gente escribiera lo que quisiera de su obra. El comentario que más recuerda y atesora es el siguiente: “Me llamo Ana Lucero, tengo siete años y me gustó mucho su trabajo”.


Para “El Vulcano” no hay días malos

Disfruta tanto de hacer esculturas que para él “no ha habido días malos”, aunque admite que “los encargos son muy difíciles”, pues debe escuchar con atención lo que sus clientes le piden, “aunque afortunadamente siempre sale bien”.

Foto: Luis Camacho.

La obra más difícil del Maestro Cano

Para “El Escultor de Fuego”, la obra más difícil que ha realizado se encuentra en la explanada frente al Edificio Administrativo de la UAEMex. Se inauguró en el 2016, y mide casi ocho metros de alto y siete de largo.

Para el Maestro Cano, fue todo un reto “debido a la complejidad de las figuras y la estructura arquitectónica”.


Baco y “La Flaca”

Durante la visita realizada al hogar del Maestro Cano, dos peludos y contentos anfitriones nos recibieron alegremente: Baco y “La Flaca”, los fieles compañeros de “El Escultor de Fuego”.

“Recientemente, hicimos una visita al veterinario con Baco, por glotón” dijo entre risas. “En realidad fue nuestra culpa porque le dábamos de comer de todo: pasteles, helado, lo que el quisiera” confesó.

“La Flaca era una perrita callejera; la dejaron amarrada con un alambre en el cuello atrás de mi casa. Estuvo ahí algunos días, hasta que Marthel, mi esposa, la desató y la trajo a la casa. Era una perrita muy chiquita, era un costalito de huesos; queríamos donarla pero es tan simpática que se quedó a vivir con nosotros” relató.

Foto: Luis Camacho.


Ver el arte de manera diferente

Finalmente, el Maestro Cano invitó a los niños a apreciar el arte a su manera. Extendió el consejo a los padres de familia; dijo que es preferible “no obligar” a los niños a apreciar el arte del mismo modo que los adultos.

“Los niños, con ver cinco obras de arte ya puede crearse una opinión del artista y decidir si le gustó o no, pues para ellos, con eso ya esta llena su curiosidad, no hay que cansarlos” aseguró.

Para ayudarlos a crear su propio criterio, mencionó la importancia de preguntarles qué fue lo que más disfrutaron de la obra, cuál fue la peor parte, qué piezas les gustaron más y por qué.

Foto: Luis Camacho.



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