Las trompetas del jazz han quedado en la orfandad con la muerte del compositor y baterista Tino Contreras, una de las máximas figuras en México, quien compartió parte de su vida con El Sol de Toluca y aquí se reviven algunos fragmentos.
“El Jazz me ha hecho llorar, sufrir, pensar, pero sobre todo ser un ser humano. Saber que la vida no es como pensaba que era de adolescente, que no es como uno piensa”, refirió Tino Contreras aquella mañana del 17 de marzo del año 2015 en un restaurante de la Ciudad de México.
En una entrevista a ritmo de mucho swing y acompañada por una taza de té, Tino Contreras, cuyo corazón dejó de latir la noche del pasado miércoles en su casa de la Ciudad de México, confesó que el Jazz, lo había hecho llorar, sufrir y pensar, pero sobre todo realizar ese viaje a ningún lado, impulsado por las alas nacidas de sus inquietas manos al tocar la batería.
Un saludo y de inmediato una primera pregunta provocaron el “despegue” de Tino el día de aquella entrevista: “Mi vida es un enlace contra lo finito y lo infinito, nací de una familia musical, mi padre fue baterista y hacedor de jazz en Chihuahua, después nos fuimos a Ciudad Juárez y también al Paso Texas” en busca de jazz.
Sin dejar de mover sus dedos cual tentáculos a ritmo de Jazz, Tino Contreras, recordó que desde muy niño se dejó conquistar con el sonido de la trompeta, imán que fue vital para que comenzara su aventura musical que seguramente prevalecerá, ahora en el cielo, donde no hay duda ya ofrece conciertos.
"Todavía recuerdo, decía, como desde los 8 años se dibujaban luces en el escenario y también en su alma, cuando los músicos lograban arrebatar a la gente sus aplausos, al interpretar la música de esos tiempos, incluyendo temas de Frank Sinatra".
Los sones de la trompeta, recordaba sonriente, como lo enamoraron del Jazz. “¡qué lindo es tocar trompeta!, murmuraba al recordar cuando de pequeño escuchó al trompetista Arturo Negrete y en un descuido, tomó ese instrumento y la sopló por primera vez.
Mi amor en la niñez, añadió Tino, fue la trompeta “Yo lloraba porque quería ser trompetista, pero cuando descubro en mi adolescencia, que la batería iba más allá que la trompeta por la poli-rítmica, me hechizó este nuevo instrumento”.
El jazz, subrayó en aquella mañana el más grande promotor del jazz en México, “me transforma, me lleva de viaje, bueno, son varios viajes; recuerdo una vez toqué en la catedral del jazz en París y bueno es algo tan inexplicable, es como volar, pero no sé dónde”, expresó Tino Contreras.
También, afirmó el llamado “Dragón del Jazz”, que este ritmo es una medicina para el alma e indispensable para el crecimiento intelectual y moral del hombre, ello, al dar a conocer a El Sol de Toluca sus dos joyas musicales “Palacio de Bellas Artes Live 1971 y “Yúmare/Quinto Sol”.
Tino Contreras nació el 3 de abril en Chihuahua del año 1924 y fue precursor del movimiento del jazz en México en los años 50. Pianista, trompetista y baterista, siendo este último instrumento el que le dio fama internacional.
Su trayectoria esta conformada a través de más de seis décadas, con 47 discos grabados, tanto en México como en países como Francia, Alemania, España, Turquía, Estados Unidos, Gracia, Brasil, Colombia, Venezuela, entre otros.
“Yo aprendí a no construir castillos en la tierra que después no te vas a llevar”, y así fue, una vez que este miércoles dejará de existir a sus 97 años de edad. Feliz viaje, a ritmo de jazz, Tino Contreras.