Se cumplieron 104 años de la muerte del obispo, escritor y poeta vallesano, Joaquín Arcadio Pagaza, quién dejó un legado cultural al convertirse en una figura destacada de la literatura en la segunda mitad del siglo XIX.
Arcadio Pagaza murió el 11 de septiembre de 1918 en Xalapa, Veracruz, donde se desempeñaba como obispo.
El vallesano, nació el 6 de enero de 1839 en el sur de la entidad mexiquense, teniendo un cariño por su tierra de origen, el cuál fue plasmado en los textos literarios que escribió.
Parte de estos, se encuentran en la Plazoleta hecha en su honor, ubicada en la avenida Benito Juárez casi esquina con el bulevard Juan Herrera y Piña, en la cabecera municipal de Valle de Bravo.
Abiertos al público, se encuentran plasmados seis sonetos que escribió Arcadio Pagaza cuando regresó a Valle de Bravo, después de haberse ordenado como sacerdote y antes de partir a Veracruz, donde, en 1862, lo declararon obispo de ese estado.
En esos sonetos, describe poéticamente rincones del pueblo mágico que lo cautivaron por sus particulares características, y que inmortalizó en 14 líneas con métrica y rima.
Uno de los más destacados es el soneto “Otumba”, pues los cronistas narran el pasaje que vivió el poeta al llegar a Valle de Bravo.
Dicen que al llegar por la única vía que conectaba a este municipio con Toluca, cruzando los municipios de Zinacantepec, Almoloya de Juárez y Amanalco, entró por el barrio de Otumba, sorprendiéndose con el paisaje que vio: apariencia boscosa, con caudales de ríos y unas cuantas casas de adobe con teja, diferente a las escenas que vio en su recorrido antes de llegar.
- Que no se te pase: El pulso vital en la obra de Javier Marías
También están plasmados los sonetos de “El Río” y “La Peña”, donde se describe el río que hoy se conoce como Tizates, destacando su limpieza y la cantidad de agua que corría por el caudal.
Así como la Peña, una de las fallas geográficas más importantes de la cabecera municipal por su belleza natural.
Museo
La casa del obispo Joaquín Arcadio Pagaza en Valle de Bravo, se convirtió en un museo desde hace 28 años, creando un espacio público lleno de cultura e historia para este pueblo mágico.
De acuerdo con información de la Secretaría de Cultura del Estado de México, el inmueble está construido con un estilo colonial de principios del siglo XVII, y perteneció a Don Julián Pagaza y Doña Josefa Ordóñez, padres de Joaquín Arcadio Pagaza.
Actualmente, se ubica en el número 201 de la calle Joaquín Arcadio Pagaza, y está abierta al público.