A partir del día 3 de diciembre y hasta el 12, los despertadores de las casas de Valle de Bravo suenan desde las 4:00 horas de la mañana, la razón de esto es la celebración católica de la Virgen de Guadalupe.
Cada año, como parte del novenario de la celebración de la Virgen de Guadalupe, se realizan rosarios, peregrinaciones y misas para preparar espiritualmente a los fieles católicos y así puedan festejar el 12 de diciembre a este símbolo de la mexicanidad.
En Valle de Bravo, las mañanas de estos nueve días son frías. Los termómetros marcan 13° grados centígrados en la sensación térmica del ambiente.
La gente devota, sale minutos antes de las 5:00 de la mañana de sus casas, abrigados con doble pantalón, suéteres, bufanda, guantes y gorros, algunos llevan gabán y otras rebozos, el frío entiende el sacrificio de los católicos y se recrudece para que valga la pena.
El punto de reunión es la puerta derecha de la parroquia de San Francisco de Asís, esa que sale directamente a la calle Independencia y que conecta, con 800 metros de empedrado, a esta con la capilla de la Virgen de Guadalupe.
"Buenos días, buenos días" se dicen lo vecinos de los distintos barrios vallesanos que transitan por las calles sólidas durante la madrugada, y que, en su gran mayoría, acuden al novenario a pie, la experiencia es completa.
Minutos después de las 5:00 de la mañana, sale de la parroquia de San Francisco, la Virgen de Guadalupe de tamaño Real, cargada por seis hombres para empezar el rezo del Santo Rosario.
Con cánticos y alabanzas, se peregrina por la calle Independica, cuesta arriba, pues el barrio de "La Capilla" está en el Cerro de la Bolita en la cabecera municipal.
Como es tradición, el himno guadalupano se hace escuchar en este andar, mientras con velas y rosarios en mano, los guadalupanos acompañan a la Virgen hasta su morada.
Al llegar a la Capilla, da comienzo a la misa de aurora, mientras los peregrinos se acomodan dentro del templo y otros más quedan fuera, todo con tal de cumplir las mandas que deben o de hacer peticiones desde el corazón a la Madre de México.
Al finalizar este acto religioso que recuerda y celebra al símbolo católico que nos unió como mexicanos, los vallesanos regresan a sus hogares con atole, pan o gelatinas, pues los puestos de estos alimentos se colocan cuando comenzamos esta celebración.
Así serán las mañanas de diciembre hasta el día 12, en el cual ya no se reza el Santo Rosario, ni se peregrina, solo se abre desde las 4:00 de la mañana la Capilla para cantarle las mañanitas a la Morenita del Tepeyac.