Degustar un taco de barbacoa, un mixiote o un tamal es saborear un poco de la gastronomía de los pueblos originarios en el Estado de México: cada platillo es signo de identidad.
Ante ello, el gobierno estatal, a través de su Secretaría de Cultura y Turismo, así como de Desarrollo Social, se enfocan al impulso y difusión para que la población conozca los platillos de los pueblos originarios: mazahua, otomí, nahua, tlahuica y matlatzinca.
Por su parte, el Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas de la entidad (CEDIPIEM) impulsa la realización de talleres en comunidades e instituciones educativas para que cocineras tradicionales compartan sus conocimientos en la elaboración de alimentos que han estado presentes a lo largo de muchas generaciones.
Las actividades también son para que un mayor número de personas comprendan la cosmovisión al resaltar la importancia de la naturaleza y la madre tierra en la generación de alimentos.
En la entidad, los sabores y olores de estos platillos se encuentran presentes en la vida diaria o en las festividades, con lo cual los pueblos indígenas comparten el legado de sus ancestros.
Asimismo, el CEDIPIEM coeditó con la Universidad Intercultural el libro “Cinco sabores tradicionales mexiquenses”, en el cual presentan recetas de los cinco pueblos originarios para su difusión, sobre todo para salvaguardar el patrimonio cultural de los mexiquenses.
IMPULSO EDITORIAL
Además, el Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal (CEAPE), mediante la Biblioteca Digital del Fondo Editorial (FOEM), difunde la obra: “Los sabores del Estado de México”.
Esta obra permite adentrarse en la gastronomía popular, con todos los detalles que la han convertido en una tradición.
También puede servir para elaborar alguna de las recetas, las cuales están guardadas como un gran legado familiar.
En este libro se pueden consultar una gama de platillos: desde la receta más sencilla, hasta una de alta cocina.
Esta obra nació de la intención de compartir las costumbres gastronómicas de la entidad, así como preservar las técnicas culinarias que de generación en generación se han transmitido.
LEGADO
De igual forma, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Estado de México (DIFEM) se ha dado a la tarea de recopilar recetas originales.
Ahí están plasmados los platillos típicos de los 125 municipios.
A lo largo de estas páginas presentan la importancia que tiene la comida típica en la sociedad y su papel para fomentar la cultura de la cocina mexiquense, llevándola a la práctica frecuente en familia.
Por ello, también presentó el libro “El sabor en familia. Antología de conservación de alimentos”.
Esta obra explica los diferentes métodos y técnicas que van desde el correcto envasado hasta los procedimientos para saber preservar frutas, lácteos y carne.
Dichas obras pueden consultarse en la Biblioteca Digital del FOEM, en el sitio web https://ceape.edomex.gob.mx/fondo_edomex.
VARIEDAD
La entidad mexiquense es una de las regiones con mayor amplitud y variedad gastronómica, porque la cocina tradicional que se prepara es un tesoro nacional que maravilla el paladar.
Además, ofrece sabores únicos e ingredientes endémicos, porque en ella se resguardan las raíces prehispánicas de diferentes culturas.
Un rasgo muy representativo es el uso de insectos, que tiene su origen en la época prehispánica y que actualmente son considerados productos gourmet.
Usualmente se pueden comer en tacos, pues tienen gran presencia y un sabor inigualable. Entre los más destacados se encuentran: los acociles, ahuautle, chapulines, gusanos cupiche, de maguey y de nopal, hormiga mielera, jumiles y xamues. Este histórico manjar se puede encontrar por todo el estado.
Entre los platillos típicos se pueden enunciar varios.
Por ejemplo la barbacoa, un platillo popular en el centro del país. Su principal característica es la cocción de carne de borrego o de chivo envuelta en pencas de maguey cocida en horno de tierra, una técnica de origen prehispánico.
También se elaboran toda clase de mixiotes, pero ninguno como los que preparan en Amecameca. La peculiaridad es cocer al vapor diferentes tipos de carne y salsas dentro de una hoja que proviene de la membrana de la penca del maguey.
Entre los más populares, destacan: los de carne de cerdo en salsas verde, a base de tomates, chiles verdes, nopales y epazote, o los mixiotes rojos de pollo con salsa de chile guajillo, comino, clavo, nopales, xoconostles y epazote.
También la pancita es un delicioso platillo con gran popularidad en el país. Consiste en un caldo de estómago de res o borrego, condimentado con salsa de chiles pasilla y chilaca, además de ajo y epazote.
Otro platillo son los tacos de cecina, obispo y chorizos rojos, almendrados y, por supuesto, el famoso chorizo verde, único en su estilo y elaborado con chiles verdes, cilantro, perejil y acelga.
Los tamales más representativos se encuentran los de capulín, de hongos y los totomoches, que son rellenos de epazote, rajas y ayocote.
BEBIDAS
El pinole es una harina de maíz tostado mezclada con piloncillo y canela, el cual es muy consumido en el valle de Toluca, donde se añade al atole.
Una opción más refrescante es la garapiña, una bebida fermentada similar al tepache, pero con un sabor más sutil, pues se prepara con pulpa de piña y azúcar.
No se podría olvidar el ancestral pulque que se obtiene al fermentar el aguamiel producido por el maguey pulquero.