El 12 de noviembre y evocando a la décima musa Sor Juana Inés de la Cruz, “Jacoba” se presentó en la plaza de Temoaya.
La obra “Jacoba, la que habla con el corazón” de la autoría de Flor de María Gómez Ordóñez, con ilustraciones de Carlos Badillo. es un cuento que obtuvo el primer lugar en el concurso de cuento infantil 2017, organizado por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y publicado por la misma institución.
El marco de esta nueva presentación de “Jacoba” fue el Festival de Culturas celebrado en el municipio de Temoaya, quien es heredero de la cultura ñathö o mejor conocida como otomí.
El ambiente fue festivo. Se llenaba de colores, aromas y sonidos; artesanos de municipios vecinos acudieron a exhibir y comercializar sus productos artesanales que son su orgullo y parte de su identidad. Se oía la música de las danzas tradicionales.
Hasta ahí llegó “Jacoba”. Su autora narró el origen de la obra, una investigación por medio de la cual coincidió con Jacoba, una mujer artesana nacida en Enthaví, el pueblo de la cañada que según la leyenda es resguardada por dos enamorados convertidos en cerros donde brotan manantiales.
“Niña inquieta (Jacoba) que jugaba a recorrer el río de este a oeste, esperando siempre ver dónde iniciaba y hasta dónde llegaba su fin: por la mañana, los primeros rayos del sol le guiaban para caminar por ese sendero de agua escarchada por el hielo y aunque sus pequeños pies descalzos se entumían a cada paso que daba, a ella no le importaba, entre las piedras y el musgo sus pies iban entrando en calor”, escribe Gómez Ordóñez.
Esta nueva presentación de “Jacoba” fue en casa. Cerca del escenario donde inició la historia.
El evento es singular, pues también acude la protagonista del cuento, la señora Jacoba, quien pide a los asistentes cuidar los montes, los árboles.
“Era así como Flor escribió en el cuento: había flores y animales, muchas plantas y árboles. Los manantiales nos daban la vida.
“Hoy me da tristeza de ver cómo el río donde yo jugué está lleno de basura y ninguno de nosotros hace algo para limpiarlo. Yo los invito a querer nuestro pueblo, es nuestro origen y si no lo cuidamos se nos acaba”, afirma.
Jacoba, como lo recrea su propia historia plasmada en el cuento, habla con el corazón. Ella es espejo de su identidad y cultura ancestral.
Y como se narra en la obra de “Jacoba”, siempre se vuelve a lo entrañable.
“Después de unos años de trabajar en la ciudad (Jacoba) empezó a recordar el lenguaje que le había enseñado su abuelita, ese que se habla a través de lienzos e hilos de colores y que cuenta la historia del cielo, los montes, del río y la cañada”.
Tras la presentación se regalaron tres ejemplares a los asistentes, además de obsequiarse otros dos a la biblioteca local.