/ miércoles 21 de junio de 2023

Cristina Rivera Garza reúne 18 años de poesía en Me llamo cuerpo que no está

Cristina Rivera Garza es la de escritora de libros de cuentos, novelas y ensayos, publica también libros de poesía

A la par de su faceta más conocida, que es la de escritora de libros de cuentos, novelas y ensayos, la reconocida y multipremiada escritora Cristina Rivera Garza publica también libros de poesía, en editoriales independientes, con todos los cuidados, pero con un público “muy escogido”.

Ahora, bajo el sello de la editorial Lumen recopila toda su poesía, 18 años de pensamientos que ha intercalado con trabajo crítico y de ficción, con el nombre de Me llamo cuerpo que no está. Se trata de una compilaciónque no sólo marca una pauta, sino una continuidad con respecto a su último libro de narrativa, El invencible verano de Liliana, en el que la autora escribe, desde una visión muy personal, el doloroso caso de l feminicidio de su hermana.

Puede interesarte: Isabel Allende lleva la realidad de las familias migrantes a la novela El viento conoce mi nombre

“Ciertamente es una invitación a leer esta parte de mí, pero también creo que es importante la continuación de eso que hice cuando me moví hacia el pasado, a 1990, con mi libro anterior. Me parece muy llamativo poder comenzar en este libro en 1998, hasta lo más cercano que es 2015.

“Para mí ha sido muy interesante, sobre todo, las continuidades que se van generando entre cada libro, pero también las diferencias, el abordaje y cómo emerge con gran fuerza el momento en que estos poemas fueron publicados. Un libro de esta naturaleza crea muchas conversaciones”, explica Cristina Rivera Garza en entrevista con El Sol de México.

Reconoce la autora que hacer esta compilación fue difícil por el pudor, pero también una oportunidad de autocrítica y aceptación personal.

Rivera Garza comenta, que entre esas “continuidades”, se pueden leer algunas que son muy claras, como “el cuerpo y la ausencia, que están desde el título mismo; la refriega con la violencia que aparecen desde un lado y el otro; así como una conciencia muy material de la relación con el lenguaje y la escritura, así como con la tecnología; y los vínculos de la poesía con otros campos, que son otras formas de construir el lenguaje”.

Así, la escritora de La muerte me identificaasegura que en estos libros hay una conexión entre diferentes momentos, experiencias objetos, situaciones y reflexiones que ha tenido a lo largo del tiempo, desde la relación con la madre, la enfermedad, los hospitales, hasta la “imaginación pública”, al usar el lenguaje de Wikipedia para poetizar sobre padecimientos personales. Todos ellos elementos que “muchas veces se dejan fuera el ámbito de lo poético y que en este libro son retomados como materia propia”.

EXPLORAR LAS COLINDANCIAS

Para hablar de la poética con que se ha dirigido Cristina Rivera Garza en estos poemarios, se le pregunta cómo fue su acercamiento a la poesía, a lo que contesta que lo primero que ella publicó en su vida fue poesía, en 1985, cuando ganó el primer lugar del concurso para la mítica, y aún en activo, revista Punto de partida, fundada por la escritora Margo Glantz.

Pero más que eso, que ella ha sido, desde siempre lectora de poesía, por lo que recuerda con gran vitalidad los versos que leyó del zacatecano Ramón López Velarde, aunque siempre ha tenido un especial gusto por la “poesía que se le denomina más experimental, menos apegada a la voz, pero muy interesada en cuestionar ideas preconcebidas de lo que es la escritura y lo que puede o no hacer el poema en el mundo”.

Así, tanto los poemas que se incluyen en este libro, como todo su trabajo de “prosa”, para Cristina Rivera Garza son también posibilidades de búsqueda poética, pues en sus versos se pueden encontrar múltiples registros que escapan de la sola hechura de versos: “Es difícil para mí hablar de la poesía como algo aparte, como un campo autónomo en sí. Esto ha sido así, porque mi trabajo ha sido cuestionar los bordes de los géneros literarios. Esto que yo llamé 'escrituras colindantes'. A mí me interesa esta forma de trenzar elementos que parecen distantes”.

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Una de las características importantes de la poesía que se puede leer en este libro de Rivera Garza, es la marcada “conciencia social” y oportunidad de denuncia de la violencia y abusos de poder, la cual parte de hechos que en apariencia pueden ser muy anecdóticos.

“Cuando escribimos, lo hacemos desde un sentido impropio, en un sentido amplio de la palabra. Es un lenguaje que le pertenece a muchos, a comunidades enteras que lo han utilizado, cuando lo trabajo lo hago con esa experiencia de esos muchos. Hay una historia contenida en cada palabra y cada ritmo, es ahí donde se hace esa conexión entre lo personal y lo comunal”.



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A la par de su faceta más conocida, que es la de escritora de libros de cuentos, novelas y ensayos, la reconocida y multipremiada escritora Cristina Rivera Garza publica también libros de poesía, en editoriales independientes, con todos los cuidados, pero con un público “muy escogido”.

Ahora, bajo el sello de la editorial Lumen recopila toda su poesía, 18 años de pensamientos que ha intercalado con trabajo crítico y de ficción, con el nombre de Me llamo cuerpo que no está. Se trata de una compilaciónque no sólo marca una pauta, sino una continuidad con respecto a su último libro de narrativa, El invencible verano de Liliana, en el que la autora escribe, desde una visión muy personal, el doloroso caso de l feminicidio de su hermana.

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“Ciertamente es una invitación a leer esta parte de mí, pero también creo que es importante la continuación de eso que hice cuando me moví hacia el pasado, a 1990, con mi libro anterior. Me parece muy llamativo poder comenzar en este libro en 1998, hasta lo más cercano que es 2015.

“Para mí ha sido muy interesante, sobre todo, las continuidades que se van generando entre cada libro, pero también las diferencias, el abordaje y cómo emerge con gran fuerza el momento en que estos poemas fueron publicados. Un libro de esta naturaleza crea muchas conversaciones”, explica Cristina Rivera Garza en entrevista con El Sol de México.

Reconoce la autora que hacer esta compilación fue difícil por el pudor, pero también una oportunidad de autocrítica y aceptación personal.

Rivera Garza comenta, que entre esas “continuidades”, se pueden leer algunas que son muy claras, como “el cuerpo y la ausencia, que están desde el título mismo; la refriega con la violencia que aparecen desde un lado y el otro; así como una conciencia muy material de la relación con el lenguaje y la escritura, así como con la tecnología; y los vínculos de la poesía con otros campos, que son otras formas de construir el lenguaje”.

Así, la escritora de La muerte me identificaasegura que en estos libros hay una conexión entre diferentes momentos, experiencias objetos, situaciones y reflexiones que ha tenido a lo largo del tiempo, desde la relación con la madre, la enfermedad, los hospitales, hasta la “imaginación pública”, al usar el lenguaje de Wikipedia para poetizar sobre padecimientos personales. Todos ellos elementos que “muchas veces se dejan fuera el ámbito de lo poético y que en este libro son retomados como materia propia”.

EXPLORAR LAS COLINDANCIAS

Para hablar de la poética con que se ha dirigido Cristina Rivera Garza en estos poemarios, se le pregunta cómo fue su acercamiento a la poesía, a lo que contesta que lo primero que ella publicó en su vida fue poesía, en 1985, cuando ganó el primer lugar del concurso para la mítica, y aún en activo, revista Punto de partida, fundada por la escritora Margo Glantz.

Pero más que eso, que ella ha sido, desde siempre lectora de poesía, por lo que recuerda con gran vitalidad los versos que leyó del zacatecano Ramón López Velarde, aunque siempre ha tenido un especial gusto por la “poesía que se le denomina más experimental, menos apegada a la voz, pero muy interesada en cuestionar ideas preconcebidas de lo que es la escritura y lo que puede o no hacer el poema en el mundo”.

Así, tanto los poemas que se incluyen en este libro, como todo su trabajo de “prosa”, para Cristina Rivera Garza son también posibilidades de búsqueda poética, pues en sus versos se pueden encontrar múltiples registros que escapan de la sola hechura de versos: “Es difícil para mí hablar de la poesía como algo aparte, como un campo autónomo en sí. Esto ha sido así, porque mi trabajo ha sido cuestionar los bordes de los géneros literarios. Esto que yo llamé 'escrituras colindantes'. A mí me interesa esta forma de trenzar elementos que parecen distantes”.

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Una de las características importantes de la poesía que se puede leer en este libro de Rivera Garza, es la marcada “conciencia social” y oportunidad de denuncia de la violencia y abusos de poder, la cual parte de hechos que en apariencia pueden ser muy anecdóticos.

“Cuando escribimos, lo hacemos desde un sentido impropio, en un sentido amplio de la palabra. Es un lenguaje que le pertenece a muchos, a comunidades enteras que lo han utilizado, cuando lo trabajo lo hago con esa experiencia de esos muchos. Hay una historia contenida en cada palabra y cada ritmo, es ahí donde se hace esa conexión entre lo personal y lo comunal”.



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