A veintiún años de la desaparición física de la narradora, dramaturga, guionista y periodista (22 agosto 1998), se sabe hoy la causa real: murió por la nostalgia de paz y justicia. En el certificado de defunción se lee: Cáncer de pulmón; pero, durante su vida le faltó fortaleza para ignorar las ofensas y dedicarse por completo a vivir y escribir.
El contexto mexicano era otro, la mujer era completamente dependiente de los hombres de su vida, si le tocaban en la ruleta los tiranos, no tenía opción: “Es tu cruz, vívela con amor”, o como vivió Elena Garro, siempre contra él. Omito el nombre para no darle la difusión que no merece, ya que esta nota se dedica a Elena Garro.
¡Pobre estúpida!
Dijo el monstruo al referirse a quien fue su esposa, la madre de su hija y la escritora más talentosa de su tiempo. ¿Era imprescindible hostigarla hasta el extremo de condenarla a ser invisible hasta hace relativamente pocos años? Ordenar, como hacen los tiranos, un silencio total sobre la mejor escritora en México después de Sor Juana Inés de la Cruz.
Ahora se recupera a Elena Garro, se lee, comenta, estudia y se reedita su obra entera para ser reconocida como una autora extraordinaria, original y vigente por su aportación estética y de contenido.
Memorias de España 1937
El sello editorial Paralelo 21 acaba de sacar de prensas Memorias de España 1937, en él Elena Garro cuenta su aventura como invitada, ya casada, al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en Valencia, Madrid y Barcelona, reunión celebrada en un contexto insólito: la guerra civil española, un momento histórico sangriento cuyas repercusiones son las cicatrices de una lucha insensata entre hermanos.
¿Autobiografía o memorias?
Como decía, una muy joven Elena Garro de veinte años, recién raptada, perdón, ya dije antes, casada con Paz escribe un testimonio directo, social y político, de ese año crucial, 1937; un año en que los trabajadores españoles fueron derrotados por el miedo, el frío, el hambre y las bombas. La Elena Garro de Memorias de España 1937, es una escritora inocente, cuya elaboración anecdótica pone en duda la legítima participación de muchos de los invitados al Congreso, entre ellos el esposo de Garro, quien presionó con sus influencias para que Memorias de España 1937 no fuera publicado hasta que él, también presionara para recibir el Nobel de Literatura.
¿Será porque fue Elena Garro quien, sin dudarlo, caminó por el frente de guerra y no los hombres, quienes quedan en Memorias de España como cobardes?
Elena Garro acude a su memoria para escribir Memorias de España 1937 años después, ya divorciada. Este es uno de los libros más personales y entrañables de la gran autora mexicana, indispensable para conocer su carácter auténtico, sensible, divertido y honesto.
Complot vigente
Probablemente el único pecado —por cierto, imperdonable— de Elena Garro es haber sido mujer. En el centenario de su muerte en 2016, las autoridades culturales le negaron la presencia que le dieron, por citar solo a un autor, a Juan Rulfo. Hay, en la crítica literaria mexicana, quien opina que es mejor y más completa Garro que Rulfo. No obstante, en 2016 se tuvo que pelear la portada de la revista Tierra Adentro para que apareciera la imagen de la autora a cien años de su nacimiento…como si no tuviera méritos literarios suficientes.
Son (somos) las mujeres, principalmente, quienes reivindicamos el lugar que merece Elena Garro en la Historia de la Literatura Mexicana. ¿Y tú, ya leíste Memorias de España 1937? Cómpralo antes de que se agote esta muy cuidada edición, disponible en librerías convencionales, virtuales o en la página Mexicanísimo.