El talento de Juana Inés de Asbaje y Ramírez Santillana, asombra al planeta entero, basta asomarse en la red para confirmar el poder de seducción de su vida y obra a 324 años de su partida.
Ha sido estudiada desde todas las perspectivas imaginables, su perfección retórica, su inteligencia, tan extraordinaria como insólita en una poeta e intelectual del siglo XVII mexicano, un siglo de hombres, no de mujeres; pero no abundan los estudios sobre el contenido protofeminista de Juana de Asbaje. Ella escribió tres extensas cartas, una de ellas descubierta apenas en 1980 por Aureliano Tapia Méndez, presbítero investigador, en la Biblioteca del Seminario Arquidiocesano de Monterrey. Estos documentos, textos esenciales para comprender su afán de conocimiento y ansia de libertad especulativa son la Carta Atenagórica (toma el nombre de Atenas, diosa griega de la sabiduría), la Carta de Monterrey (hallada en la Sultana norteña) y la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, seudónimo del obispo de Puebla, Manuel Fernández de Santa Cruz, acérrimo enemigo de la inteligencia femenina.
NIÑA PRODIGIO
Nació en la Hacienda de San Miguel Nepantla, a un lado de los volcanes Popo e Iztac. Aprendió a leer a los tres años sin autorización de su madre. Escribe los primeros versos a los ocho. Siendo muy pequeña decide dejar de comer queso porque corría el novohispano rumor que la leche cuajada ofuscaba el pensamiento. Se trasquilaba el cabello porque, según ella, su cabeza no merecía estar embellecida con estos apéndices capilares, si esa misma cabeza no estaba llena de conocimientos. A los catorce años polemizó con los cuarenta sabios y salió de este absurdo certamen engrandecida por demostrar ante este pleno, su superioridad; hecho que le valió ser conocida como monstruo barroco. Si lo monstruoso se aleja de la normalidad, ella es sin duda, un monstruo por sobresalir con tantas facultades intelectuales y su deseo de conseguir derechos para ella, negados por ser mujer.
TALENTO INSÓLITO
En el espacio socio cultural de la Nueva España , la mujer inteligente, o diferente a las normas, incomodaba porque el conocimiento transforma y no siempre para bien, basta con leer el fin de la peor de todas las mujeres. Tres años de su muerte a causa de una peste enseñada muy especialmente en su convento, el de San Jerónimo, las defensas que hizo Juana Inés de su derecho a saber, a especular y observar, la derrotan. Entrega su biblioteca, instrumentos de observaciones astronómicas y firma con sangre: Yo, la peor de todas las mujeres, cuyo único pecado fue querer saber.
DEFIENDE DE SU DESEO DE SABER
Leer las cartas a 324 años de su muerte, es confirmar que Juana de Asbaje se adelantó a su momento histórico, debió haber nacido ahora, con el libre acceso de las mujeres al conocimiento, no a la “educación”, sino al Conocimiento, presente en libros o, gracias a la internet, en cualquier dispositivo internáutico. Leer estas tres extensas cartas, es sin duda alguna, enamorarse de ella, de su deslumbrante inteligencia y de su decisión de defenderla. Lee a Juana Inés, no la monja, porque ella no quiso serlo…no le quedó otra opción. Monstruo del barroco mexicano, objetivo de miles de estudios en universidades y es mexiquense, mujer deslumbrante nacida en el Estado de México.