¿Con México? Miles de niños viajan solos”, “Avalancha de niños solos, detenidos en la frontera”. Son noticias hasta cierto punto impersonales, lejanas, pero si a uno de esos niños le das un nombre, la cosa cambia. No vayamos hasta la frontera…
En las 80 páginas de Serafín, Ignacio Solares enfoca su destreza narrativa en los niños de las calles de la Ciudad de México, ellos también viajan solos desde sus comunidades en busca de sus padres. “Serafín vio el cuerpo de la tristeza aposentarse en su casa la noche en que su papá se fue. Papá había bebido toda la tarde como hacía a últimas fechas y apenas cayó la noche, tomó el jorongo de la alcayata que hacía las veces de percha y dijo me voy a la Ciudad de México a ver si allá me va mejor porque aquí ya no me puede ir peor”.
Dio un último beso a la madre de Serafín, miró a sus hijos y se fue. No volvieron a saber de él. El niño Serafín coge el pedazo papel con un número de teléfono y se va a la ciudad en busca de su padre.
En esta breve e inolvidable novela, según Ignacio Solares la mejor que ha publicado, el padre ausente, promiscuo, irresponsable, tan presente en la cultura mexicana, es buscado por un niño, solo, con hambre, frío y desesperanza. ¿Lo encuentra al seguir el número de teléfono que deja el padre como único vínculo entre Serafín y él? Compra y lee Serafín.
Las noticias no serán lo mismo para ti, ni los niños solos en la Ciudad de México o Toluca.