La suspensión de actividades por la pandemia de Covid-19 y el recorte presupuestal del 75 por ciento a dependencias gubernamentales fue un golpe brutal para el Fondo de Cultura Económica-Educal que redujo en más del 50 por ciento la producción editorial de este año. “Fue una puñalada”, ataja Paco Ignacio Taibo II, director general del sello paraestatal, al precisar que de los 650 libros proyectados para 2020, se publicarán sólo 250.
“Se tiene que entender que son tiempos muy jodidos, que hay que destinar la mayor cantidad del dinero a salud y a una reconstrucción bajo la lógica de primero los pobres y programas sociales. Se puede llorar, pero también se debe ser consciente de que se debe ajustar el gasto”, dijo.
La situación para los próximos meses no se vislumbra mejor. Las tres ferias libreras que podrían rescatar la industria siguen en vilo: la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Feria del Libro del Zócalo y la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Taibo II adelanta que la infantil no se realizará, la del zócalo tendrá un formato híbrido y a la de Guadalajara no podrán asistir con todo el material y personal como se acostumbra.
"Puedo presuponer que sobreviviremos en el Fondo de Cultura Económica a diciembre. Educal está más difícil, el peligro es más grave, si no hay una inyección económica por parte de Cultura, podemos entrar en crisis peligrosísima en Educal", sentencia el novelista.
Educal vio la reducción del 75 por ciento en el presupuesto para producción de libros, y si no hay ejemplares para la venta, no hay ingresos para pagar salarios, por lo cual, está gestionando apoyo de la secretaría de Cultura, añadió Fritz Glockner, director de Educal.
“No contamos con el Capítulo Mil, el salario se paga de los autogenerados, y el recorte al Capítulo Tres mil genera una disfunción porque no me dan dinero para producir libros y tengo que pagar los salarios vendiendo libros. Evidentemente se ha entendido y ha existido la sensibilidad por parte de las Secretarías de Hacienda y Cultura de que se tiene que cumplir con el compromiso laboral con los trabajadores”, afirma Glockner.
Ausencia de venta
Sobre las ventas en librerías de mostrador, el Fondo alcanza un cinco u ocho por ciento de las ventas habituales, y la posibilidad de reabrir las sedes para recibir público dependerá del semáforo epidemiológico y el comportamiento de la gente en la próxima venta nocturna que se realizará el 3 de septiembre.
“No hay pérdida de ventas, simplemente hay ausencia de venta; no se ha ganado menos, sólo no se vende. El Fondo tiene un presupuesto que viene por dos canales, el institucional y otra parte que depende de sus ingresos. Los ingresos se redujeron de manera sustantiva, estuvimos seis meses que no pudimos mandar libros a ninguna de nuestras filiales, y de los seis meses, al menos cuatro tuvimos librerías totalmente cerradas”.
Para el editor y novelista, la pandemia representa un quiebre, pues entre enero y febrero habían aumentado en más de 300 por ciento la presencia de la editorial en comunidades donde no había libros, y al tiempo que se limpiaban bodegas para sacar ejemplares a la venta se programó la publicación de 650 libros, meta que no se cumplirá debido a la pandemia.
En tono optimista, Taibo II dice que tampoco se han perdido lectores, sólo no se pudieron hacer nuevos, al detenerse el trabajo en los clubs de lectura, los tianguis y todo el esquema de fomento a la lectura. “Lo que sí es que regalamos 800 mil libros en descargas gratis, eso es un claro indicador de que a la gente le interesa”, advierte.
Como estrategia de rescate, el FCE ha planteado un esquema de colaboración con algunas redes libreras privadas para establecer sistemas de ofertas. Una de las primeras fusiones será con las librerías El Sótano; además se proyectan coediciones con sellos independientes, por ejemplo Almadía con quien se publicó el nuevo libro de cuentos de Juan Villoro, Examen extraordinario.
El Fondo autogenera cerca de dos millones de pesos mensuales por la venta de libros en línea, el intercambio con algunos gobiernos estatales y los ingresos en librerías de mostrador que reabrieron hace unas semanas. Sin embargo, la cifra no es nada en comparación con lo obtenido en enero o febrero o el año anterior.
“Entonces en cierta medida las reducciones afectaron a una política o un desarrollo económico del Fondo y Educal que ya tenía salida recortada. El peso de mantener las nóminas es brutal tanto para nosotros como para Educal, sobre todo para Educal que vive de los libros que venda”, refiere Taibo II al insistir que la red de librerías públicas requiere una inyección de recursos por parte de la Secretaría de Cultura o la de Hacienda y Crédito Público.