Llegamos minutos después de las nueve de la mañana, Marthel Cano, esposa y amiga inseparable de Fernando Cano arreglaba las plantas en el patio interior del taller donde el maestro no sólo trabajaba hacía más de 35 años, sino también donde él compartía la genialidad y la habilidad de sus manos para crear con sus alumnos en su clase de dibujo.
Bajamos las escaleras y Marthel nos contó que aún no ha movido nada desde que el maestro Fernando dejó este mundo, hace apenas 7 días, sus lentes aún permanecen sobre una de las mesas de trabajo, junto al gran ventanal que permite apreciar el Parque Matlatzincas, está una mesa de plástico, sobre ella el libro "Milena o el fémur más bello del mundo" de Jorge Zepeda Patterson, libro que le fue obsequiado en su cumpleaños 79 (el pasado 29 de mayo), llevaba poco más de cien páginas leídas.
"No he querido mover las cosas de mi esposo para nada, lo que hice fue traer flores y limpiar algunas de las piezas que ya estaban aquí"... contiene el aliento y una lágrima escapa de sus ojos, ellos pasaron más de tres décadas compartiéndolo todo.
La pared más larga alberga dibujos a color enmarcados, todos ellos son hoy hermosas y delicadas esculturas metálicas que bien pueden estar en Toluca, diversos estado de la República Mexicana, Francia, Perú, Estados Unidos u otra decena de países donde coleccionistas mantienen piezas del escultor de fuego.
El proyecto es seguir agrandando esculturas, explica la esposa de Cano, quien detalló que desde finales de los años noventa a la fecha, el maestro realizaba piezas en cerámica de pequeño formato, mismas que conforme pasó el tiempo se realizaron en escalas mayores y se fundieron en bronce, algunas de ellas ya están listas para su exhibición, pero muchas sólo permanecen en finas piezas de cerámica de unos 30 centímetros de alto.
"Hay como 300 piezas para agrandar, la labor sigue, así que el taller permanecerá abierto trabajando obras de Cano, además de que algunos alumnos de Fernando, luego de llevar a efecto las piezas a bronce, pensamos que se imparta la técnica que Cano usaba para la escultura" dice.
Antonio Sánchez Arzate, Miguel Ángel Hernández Vences, Eduardo García López y cinco artistas más, son los que serán convocados por Marthel para mantener este espacio activo, vivo y trabajando como al doctor honoris causa de la UAEM le hubiese gustado.
Fernando Cano Miranda, nieto del escultor y muralista, también podría sumarse a los proyectos artísticos que este espacio pretende llevar a cabo; Marthel adelantó que también le gustaría que artistas y amigos pudieran exponer en este espacio.
"Lo único que yo pido a las autoridades competentes es que se respete este espacio para que se siga hablando de la obra de Cano, yo voy a montar exposiciones aquí de la obra de Cano y de otros artistas que quieran compartir, para que sea un lugar de visita y creo que muchos amigos eso quieren, que el taller siga vivo y se siga hablando de que es un lugar para producción artística y de exhibición de obra".
El estilo escultórico de Cano se volvió famoso, un peculiar hierro forjado y soldado que recreaba las finas formas femeninas, sin embargo Fernando Cano hizo óleos, batik, dibujo y esculturas en barro, en cerámica y bronce.