A su paso por la capital mexiquense, el ciclista Raúl Morales Quijada compartió la experiencia del viaje que inició el pasado 29 de octubre en San Luis Río Colorado, Sonora, y que concluirá en Mérida -posiblemente a mediados de enero-, donde verá reflejada su fortaleza física y mental.
Con un promedio de 2 mil 300 kilómetros recorridos hasta el momento, aún hay un buen reto por delante, ya que en total deberá cubrir 3 mil 900, pero más allá de la distancia, es un proyecto de vida que le ha permitido adquirir conocimientos en todos los aspectos.
A bordo de una bicicleta de aluminio Specialized Rockhopper 2004, diseñada para bajar montañas, las modificaciones se hicieron básicamente en las llantas y parrilla para cargar el equipo (20 kilogramos aproximadamente).
El sonorense continuará este día su viaje hacia la Ciudad de México, después a Puebla, Xalapa, Veracruz, y posteriormente rodeará toda la costa hasta llegar a Mérida, donde permanecerá algunos días para disfrutar de la ciudad.
“Estoy ansioso por llegar a esa parte, de tener una ruta plana a nivel del mar, ya voy a poder respirar, es algo curioso porque en Sonora, Sinaloa y Nayarit hacía un promedio de 100 a 140 kilómetros en un día, pero de Michoacán hacia acá se redujo a 40 o 50”, detalló el deportista de 27 años de edad.
A lo largo del viaja ha conocido mucha gente que tiene este tipo de proyectos en bicicleta, atrás vienen unos suizos y adelante van unos canadienses, y otros están esperando que termine para hacer otro viaje juntos, las invitaciones se han extendido para asistir a Europa, Asia y Suramérica.
La misión en el viaje es lograr cuatro objetivos; el físico, intelectual, emocional y económico, que en su conjunto permiten ser una mejor persona.
“Antes de emprender esta misión practicaba artes marciales mixtas pero terminé con algunas lesiones que me dieron únicamente las opciones de practicar natación o ciclismo, así que decidí lo segundo, lo que ha permitido mejorar y no tener molestias, es sobre todo darle la importancia a la salud a través de una actividad física”, dijo.
En la parte intelectual es la curiosidad de conocer y aprender, que a pesar de vivir en México se conoce muy poco de su geografía y gente, por lo que se le ha presentado la oportunidad de enriquecer esta parte.
“En lo económico tengo un pequeño negocio de eventos los fines de semana, la idea aquí es establecer relaciones para generar nuevas oportunidades en mi ciudad, debemos salir de la rutina, cambiar hábitos, por eso es necesario salir a explorar para abrir el panorama”, indicó.
El viaje en bicicleta representa también mejorar el aspecto emocional, ampliar experiencias que le den un mejor sentido a la vida y llegar a una edad adulta con una mejor actitud.
La travesía no ha sido sencilla, sobre todo porque es un proyecto personal y no cuenta con patrocinadores, pero las adversidades han sido superadas y la calidez de la gente ha quedado de manifiesto en cada lugar que visita, eso lo impulsa para seguir adelante y pensar en retomar un nuevo proyecto más adelante.
“En Mérida quiero quedarme unos 10 días y después regresar a mi ciudad en avión porque hay unos jóvenes que viajaron desde Nueva York y quieren conocer México en bicicleta, me están esperando”, finalizó el ingeniero Industrial graduado de la Universidad Estatal de Sonora.