En la actualidad el símbolo arroba (@) no puede faltar en las direcciones electrónicas, para mencionar a otros usuarios en plataformas de redes sociales, además al contener en la imagen la letra “a” y al mismo tiempo la “o” se utiliza dentro del lenguaje inclusivo para referirse a ambos géneros gramaticales femenino y masculino.
Por su uso en la era de la comunicación digital pareciera que su origen es reciente, pero no es así, los historiadores coinciden en que la palabra arroba proviene del árabe (ar-roub) y significa “cuarto” o “cuarta parte”.
Las primeras inscripciones de la arroba se deben a los monjes copistas de la Edad Media, con la que representaban la preposición latina “ad” como forma de abreviatura (a, ante, contra, hacia, por) con la finalidad de agilizar el trabajo.
Con la llegada de la imprenta la arroba reaparece como unidad de medida; fue a principios del siglo XVII cuando Sebastián de Covarrubias la registra como “peso de veinte y cinco libras” o simplemente que valía una cuarta parte.
Ya en el siglo XIX la física y contabilidad le dan un nuevo uso como preposición “en” con lo cual pervivió en la máquina de escribir, una evolución directa a los teclados de las computadoras, sin embargo es con la llegada del internet a finales del siglo XX cuando adquiere una nueva función.
Ray Tomlinson, quien fue el creador del primer sistema de correo electrónico en 1971 buscaba un símbolo que sirviese para identificar las direcciones electrónicas, es así que el arroba volvió a la vida a ese viejo signo que ahora es indispensable en la era digital y al parecer su existencia en el futuro está garantizada.