La labor periodística en cualquiera que sea la fuente debe ser abierta, sin embargo, en el Deportivo Toluca esta máxima parece que ha dejado de existir.
Muy lejos quedaron los días donde en un entrenamiento y en partidos oficiales, el reportero podía ejercer su labor sin limitantes.
Los tiempos han cambiado, el trabajo de los medios de comunicación también y exige una evolución, pero al final de cuentas, la labor de informar sigue y seguirá siendo la misma y para eso se necesita el mínimo respeto al trabajo serio, y no porque las redes sociales o los ahora llamados “influencers” no lo sean, simplemente que las empresas editoriales a las que su trayectoria y seriedad las respaldan, así lo demandan.
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Un equipo de futbol tiene a sus protagonistas en el terreno de juego y no los necesita afuera. No son los medios, no son los directivos, no es el personal operativo, no es un dirigente de un grupo de animación, todos ellos vienen por añadidura a los buenos o malos resultados.
Evitar el libre tránsito por un inmueble como es el estadio Nemesio Diez no es la solución, impedir accesar a una zona mixta no va a traer triunfos, evitar grabar en las tribunas a aficionados que expresan su sentir no va a generar nuevos seguidores, por el contrario, la falta de comunicación sólo genera caos, enfrentamientos y más críticas, en la mayoría de los casos, negativas.
Informar en tiempo y forma las nuevas disposiciones para trabajar es un tema que perdió relevancia en el Deportivo Toluca.
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Por el contrario, cuestionar decisiones o darle voz a quienes tienen una crítica se ha convertido en una afrenta que ha llevado a imponer vetos y si, así se “trabaja” hoy en día.
Poco a poco va desapareciendo la sinergia entre los medios que informan netamente el quehacer deportivo de los Diablos Rojos y hoy convirtió esta labor en una misión casi imposible, en la que desafortunadamente nada tienen que ver los verdaderos protagonistas.
Respeto, empatía y sobre todo comunicación a la labor periodística, Deportivo Toluca.