El futuro de Raúl Jiménez con la Selección Mexicana en el próximo Mundial de Qatar 2022 es más que incierto todavía y después de que a finales de 2020 sufriera una fractura de cráneo tras un choque de cabezas con el brasileño David Luiz, la carrera del jugador de Wolverhampton se ha vuelto cuesta arriba.
Raúl no ha podido recuperar ese gran nivel que lo llevó al futbol de la Liga Premier de Inglaterra y a unas semanas del arranque de la Copa del Mundo, no se recupera de una lesión en los aductores que no le ha permitido jugar desde agosto.
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De este camino complejo, ‘El Lobo’ compartió en TUDN cómo fue su recuperación tras la fractura de cráneo, que pudo acabar con su carrera.
“Todo el mundo estuvo siempre al pendiente de mí; desperté y tenía mensajes de todos mis compañeros, entrenadores, todos. Toda la gente que está involucrada en la selección y del equipo de aquí también me llamaron.
“Al principio me acuerdo que me tenía que agarrar de la pared o ir agarrando de alguien porque como que me iba de lado. Cosas como para agarrar un vaso de agua (era complejo); yo iba normal, pero cuando ya estaba cerca de tomarlo iba con más precaución para agarrarlo”, confesó el delantero, quien explicó que al regresar a las canchas de los Wolves “Iba a caminar las primeras veces al club después de dos semanas de estar en casa, y en las canchas está lleno de árboles; siento que voy caminando, volteó a ver los árboles y se están moviendo”.
¿Por qué Raúl Jiménez se sintió Messi?
El ex atacante del América aseguró que en sus primeros entrenamientos con los Wolves, después de estar en recuperación en casa, los entrenadores le pedían al resto de los jugadores que no lo tocaran.
“Cuando me junté al grupo me acuerdo que las primeras semanas era nadie puede tocar a Raúl, era sin contacto y yo me sentía Messi quitándome a todos. Para acabar la temporada me dieron permiso de contacto y fue muy padre el regresar y volver a sentir esa emoción y ese roce con mis compañeros”, aseguró Raúl, quien reafirmó tener miedo en las primeras ocasiones que le tocaba rematar de cabeza.
“No me dejaban cabecear, pero llegó un momento en que me dijeron ‘ya vamos a empezar a cabecear’; primero pelotas flotaditas y llegó un momento en que fueron pases largos y me acuerdo que al principio si fui con miedito, pero después de esa que vi no pasó nada, ya las demás, normal”, sentenció.
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