Joel Sánchez Guerrero forma parte de la generación dorada de medallista olímpicos que tiene México, sin embargo su carrera se puso en pausa tras obtener la presea de bronce en aquel ya lejano Sidney 2000.
Previo a la justa olímpica, el nacido en Naucalpan, Estado de México dedicó 9 años de su vida para alcanzar la gloria de una medalla e inmortalizar su nombre en el selecto grupo de deportistas mexicanos.
Con 14 años cumplidos y a diferencia de otros adolescentes de su edad, Germán se dedicó cien por ciento a su carrera, a imitar a grandes atletas que ya eran figuras y referentes como Carlos Mercenario, Ernesto Canto, José Luis Rodríguez, entre otros.
“Era una lucha de querer ser mejor que ellos. Cada día me preguntaba que si ellos pudieron, yo porqué no. Entonces llegaba a la pista con una energía bárbara. Además de que como éramos humildes, buscábamos superar a quienes ya eran consagrados para que nos tomaran en cuenta”, declaró en su momento el marchista mexiquense.
El tercer sitio en la prueba de 50 kilómetros era parte de los atletas promesas que entrenaban en el Comité Olímpico Mexicano, y pese a sus limitaciones económicos de la época, poco a poco fue destacando hasta alcanzar el ansiado debut en el Centroamericano juvenil de Puerto Rico.
A cuenta gotas comenzaron a llegar las preseas en 20 kilómetros y la mudanza a los 50 kilómetros no fue fácil, aunque con el apoyo de su entrenador Juan Hernández el duro proceso pasó rápido.
"Caí en una depresión porque me retiraron los apoyos. Decían que no llegaría a más. También sufrí de una lesión, por lo que pensaban que ya terminaba mi carrera deportiva y me perdí los Juegos de Atlanta 96. No podía dejar de entrenar nada más porque sí. Sí ya estaba en esto, decía acabar dignamente con una medalla olímpica. Así me lo fui formulando. Sabía que la fortuna podría un día estar de mi lado, ya que la había buscado durante más de ocho años”, recordó recientemente en una entrevista con el diario deportivo Esto.
Entonces logró el oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 99 y la gloria olímpica estaba cercana.
En la tercera incursión en un proceso Olímpico no sólo clasificó como carta fuerte, también hizo buenos los pronóstico sumando una medalla durante la prueba el 29 de septiembre del 2000 marcando un tiempo de 3:44’36’.
Joel Sánchez vio culminada una larga espera que se coronó con la gloria olímpica a la que, igual que otros deportistas de su generación, ya no le siguió nada.
“Uno de los principios generales es que si tú trabajas vas a obtener resultados iguales, entonces yo creo que los primeros 10 años hice eso y los segundos fue cambiar mi estilo de actuar, eso hizo la diferencia en grande”, recordó el atleta de su momento de éxito.
Hoy, a dos décadas de ese momento histórico, Sánchez Navarro atesora su historia de éxito además del fragmento de metal con el que recuerda día a día que sí pudo cumplir con su meta, "lo más bonito es que cumplí con el sueño que tenía trazado, se da y luché por él, pero no me obsesioné”, puntualizó.