Margarita Hernández decretó estar en los Juegos Olímpicos de París 2024 y lo cumplirá. La maratonista que ya vivió la experiencia en Río 2016 tenía la “espinita clavada” de no poder acceder a la justa en Tokio, por lo que después de una dura experiencia personal y con la motivación de su hijo Máximo, se enfocó en entrenar para alcanzar la marca requerida por la World Athletics.

En el pasado Maratón de Valencia, Hernández García registró una marca de 2:25.54, con lo que sumó su nombre a la delegación mexicana.

“Lo decreté y ahora debo entrenar más duro, porque quiero hacer un papel extraordinario en los Juegos Olímpicos. Era un sueño trazado, un sueño visualizado y no era fácil por muchas circunstancias que traía de la vida, pero trabajé para eso”, dijo de entrada la atleta mexiquense.

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Valencia fue el compromiso para el que trabajó durante los últimos meses y al final obtuvo la ansiada recompensa, “no decidimos qué maratón correr y en esto hay que ser muy metódicos en el calendario y los tiempos, nos decidimos por Valencia para dar la marca antes de cerrar el año. Al final fueron semanas de preparación muy específicas de mucha intensidad y eso nos permitió dar la marca”.

Con el boleto, hoy Margarita dijo que supo elegir su “batalla”, dejando atrás la amarga experiencia de no poder estar en Tokio, “una semana antes (de la pandemia) se cancela mi maratón que era el de Viena y fue un golpe muy duro, habíamos invertido mucho en la preparación y de pronto no pudimos ir a la clasificación, fue emocionalmente difícil. Pero aproveché el tiempo, viví cosas en familia”.

Y es que justamente fueron temas personales lo que orillaron a la fondista a replantear su continuidad en el alto rendimiento, “mi esposo pierde la vida en un accidente en el 2021. Toda la vida me dio un giro de 360 grados y no tienes un manual para superarlo. El deporte fue mi camino para poder enfrentar esa situación personal tan dura para mi y mi hijo”.

Sobre esta experiencia añadió, “empecé a entrenar y vi que el deporte me sacó de una depresión en la que pude pasar mucho tiempo; decidí hacer un ciclo olímpico por salud mental, espiritual, ya no por la satisfacción de ir, fue un tema más personal, de saber que el deporte es una medicina social, emocional, personal y eso fue, demostrarme que puedo y quiero, que a pesar de las adversidades me permite tener muchos logros y felicidad”.

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Con 38 años de edad, la maratonista ahora solo está enfocada en hacer un buen papel para lo cual hará dos etapas de preparación, una de diciembre a abril y otra de abril a junio, buscando correr tres maratones internacionales como fogueo.

“Son ocho meses que es tiempo ganado, podemos recuperar el cuerpo físicamente. Entrenar para maratón se requiere de mucho tiempo, requiere mucha concentración, salud física. Mencionan mucho mi edad, son 38 años, no es fácil mantenerse y creo que mi edad deportiva es muy apropiada. Llevo tiempo ganado con el descanso de la pandemia, mi embarazo”.

Finalmente y con la motivación de su hijo Máximo, Hernández García buscará dedicarle esta nueva experiencia a su porrista número uno, “él me regresó a entrenar, me dijo mamáa yo no te quiero en casa. El que me diga algunas cosas me impulsa, sus mensajes cuando voy a competencias; su encomienda era clara, que todo valiera la pena. Vio la competencia (en Valencia) estuvo al pendiente, él se sumó al proceso, va conmigo a entrenar, se duerme temprano, él es pilar de donde estoy emocionalmente”