La historia deportiva del Estado de México no se podría contar sin el capítulo escrito por Soraya Jiménez, la primera mujer mexicana que obtuvo una medalla olímpica y más meritorio aún, en un deporte considerado exclusivamente para los hombres: la halterofilia.
Hace 19 años, Soraya Jiménez Mendivil despertó a México con la sorpresa de haber logrado la primera presa de la historia ganada por una deportista mexicana, un oro olímpico que puso a la halterista en los ojos del mundo.
La atleta mexiquense cristalizó en Sidney 2000 el sueño de muchos años de esfuerzo y dedicación.
Pero la historia comenzó mucho tiempo atrás cuando siendo una niña, Soraya dio sus primeros pasos en el deporte, siendo el basquetbol la llave que le abrió la puerta en campeonatos infantiles y juveniles. Junto a su hermana, también probó suerte en la natación y el bádminton hasta que siendo adolescente puso los ojos en la halterofilia, disciplina que era considerada sólo para los varones.
El talento nato de Soraya la hizo destacar en justas nacionales e internacionales, pero no fue hasta antes de cita deportiva veraniega del 2000, que se pudo conocer el verdadero potencial de la mexicana. Sin entrenador ni recursos, la deportista consiguió patrocinios y contactó al búlgaro Georgi Koev como estratega con lo que pronto se reportó lista para dar batalla en los Juegos Olímpicos.
Con perfil bajo, Jiménez Mendivil levantó 222.5 kilogramos para llevarse la medalla de oro y venció a la favorita en Sidney 2000, la norcoreana Ri Song Hui, en la categoría de los 58 kilos. El sueño se había cumplido.
Convertida en estrella, Soraya también tuvo que lidiar con la parte oscura del éxito.
En 2002 fue acusada de falsificación de documentos oficiales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y posteriormente la Federación Mexicana de Halterofilia oficializó el dopaje por consumo de un antidepresivo, incluido en la lista de sustancias prohibidas por el Comité Olímpico Internacional.
Aunque fue suspendida, pronto logró limpiar su nombre y fue habilitada para continuar compitiendo, pero el rendimiento ya no fue el mismo.
En 2004, Jiménez anunció su retiro y dijo que no buscaría la clasificación a la justa de Beijing.
Entre el recuerdo y la controversia, Soraya Jiménez Mendivil se mantuvo activa, incluso fungió como asesora del equipo de Halterofilia de la Universidad Autónoma del Estado de México, época en la que sorpresivamente perdió la vida.
A los 35 años, la mujer de oro, la que rompió los esquemas del deporte en el Estado de México y del país falleció a causa de un infarto.