Almacenar medicamentos caducos es riesgoso para la salud y para el ambiente

Pueden causar desde reacciones alérgicas hasta complicaciones que pueden comprometer la vida

Por Sofía Sandra San Juan

  · domingo 20 de enero de 2019

Foto ilustrativa.

Toluca, México.- Para muchas personas el almacenar los medicamentos que les quedaron al culminar un tratamiento resulta normal; muchas veces esperan hacer uso de ellos en el futuro para atender un padecimiento similar de ellos o de algún familiar; sin embargo ingerirlos representa un verdadero peligro si su vigencia ya caducó.

En el menor de los casos, los medicamentos caducos pueden haber perdido su efectividad y si bien pueden no causar otros problemas de salud, sí pueden agravar el padecimiento; pero en otros casos, algunos de los componentes pueden transformarse y convertirse en sustancias nocivas para el cuerpo humano.

Documentos publicados por la Organización Mundial de la Saluc (OMS), de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y, de la Secretaría de Salud del gobierno del Estado de México, sobre Política Sanitaria, destacan el derecho de las personas a la disposición oportuna de medicamentos eficaces y seguros, pero advierten sobre los riesgos de sustancias caducas como causa de reacciones adversas.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere en general que los productos farmacéuticos caducados no representan una grave amenaza para la salud pública ni para el ambiente, pero sí algunas categorías de éstos con fecha vencida o prácticas inadecuadas de desecho debido a la generación de productos tóxicos o reactivos durante su degradación.

En este caso se encuentra un grupo de antibióticos (tetraciclinas), cuyo uso luego del vencimiento aumenta el riesgo de daño a los riñones, con un cuadro conocido como síndrome de Fanconi (acidosis, minoaciduria) y, eventualmente, insuficiencia renal.

Estimaciones de la Secretaría de Salud revelan que en México cada año se generan alrededor de 200 millones de unidades de medicamentos caducados y su fecha de caducidad es aquella en que, supuestamente, el producto aún se ajusta a sus especificaciones, siempre y cuando se haya almacenado correctamente.


Por otra parte, muchos medicamentos caducan muy pronto al ser abiertos, tales como los jarabes, las soluciones oftálmicas y los polvos para preparar, por ello es importante que se lea con cuidado la información proporcionada en el empaque de los fármacos y observar la fecha de caducidad y el riesgo que implica su consumo fuera de ese límite.

Dependiendo de su presentación, algunos medicamentos ofrecen cambios en su apariencia una vez que han alcanzado su caducidad, por ejemplo, la desparición del color o turbidez pueden modificar las propiedades del medicamento; las tabletas pueden cambiar de color o mancharse, agrietarse, romperse fácilmente o aparecer cristales en su superficie o en la pared del recipiente, mientras que en las grageas la inestabilidad se evidencia por la presencia de grietas y asperezas o pérdida de brillo en el revestimiento.

Otro ejemplo son los supositorios y óvulos que se endurecen, deforman o derriten, en tanto que las cremas, pomadas y ungüentos presentan “sangría” o separación de sus componentes además de los cambios de consistencia por envejecimiento que no permiten su aplicación.

Las cubiertas de las cápsulas presentan ablandamiento y adherirse entre ellas o endurecerse, agrietarse o adquirir un olor extraño derivado de la proliferación de hongos en la gelatina (envoltura) y su contenido se endurece.


Además, se debe tomar en cuenta que si las sustancias con las cuales se preparan los fármacos pueden ser peligrosas para las personas que no las requieren, el desecho inadecuado de ellos puede también originar daños al medio ambiente y contaminar, principalmente, los mantos acuíferos si se arrojan a los tiraderos autorizados o clandestinos, lo cual puede constituir un delito ambiental.

El manejo de un medicamento caduco, implica también su disposición final, porque una vez caducado un producto no debe utilizarse y por lo tanto debe desecharse de forma segura, de ahí que muchos hospitales públicos y privados, así como farmacias y centros comerciales cuentan con dispositivos para su recepción y posterior entrega a las empresas autorizadas para llevar a cabo la disposición final de estos productos.