/ sábado 23 de octubre de 2021

¿Cómo deben ser las aulas escolares en tiempos de Covid-19?

Como parte de esta nueva normalidad, el principal cambio que debe de existir al interior de las aulas es reducir la cantidad de estudiantes, aseguraron investigadores de la UAEMéx

Generar espacios áulicos adecuados para el aprendizaje de los menores es una necesidad primordial desde antes de la pandemia de Covid-19; sin embargo, con la llegada de este virus se tuvieron que reconfigurar las relaciones sociales, incluso aquellas generadas al interior de las aulas.

Previo a la pandemia, investigadores de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) hicieron una propuesta del rediseño y adecuación de las aulas en la educación básica en México.

“Este estudio no fue hecho para la pandemia, fue anterior, derivado de un estudio acerca de los espacios áulicos en la educación elemental, para ello se hizo un análisis de cómo y en qué situación docentes y alumnos, estaban realizando las actividades de enseñanza-aprendizaje, dentro de un aula”, aclaró en entrevista Flor de María Gómez Ordoñez, investigadora de la UAEM.

Así, junto con el arquitecto, Adrián Cárdenas Salazar, investigó los retos que planteaba la infraestructura de dichos espacios, en cuestión de iluminación, ventilación, seguridad, movilidad del espacio áulico, para poder proponer un modelo ad hoc a las necesidades sanitarias actuales.

“En la actualidad se requiere de una educación más abierta, más participativa de los alumnos, con actividades en espacios cerrados y abiertos, que no estén todo el día sentados”, refirió Cárdenas Salazar.

Como parte de esta nueva normalidad, el principal cambio que debe de existir al interior de las aulas es reducir la cantidad de estudiantes, desde un planteamiento ideal con 22 alumnos, pero con la conformación de grupos como tradicionalmente se tiene, proponiendo de 35 a 38 niños, en el mismo espacio que se tiene actualmente ocupado por 48.

A la par, debe de haber un reacomodo del mobiliario, sin que se compre uno nuevo, para lo cual se proponen mesas de 61 por 122 centímetros, garantizando la movilidad de los estudiantes.

Esta organización del espacio con relación al mobiliario, permitirá tener pasillos de circulación a las laterales y en medio de las filas de butacas, sin que los alumnos coincidan en los pasillos de tránsito.

“Para que cada fila tenga su salida sin encontrarse de frente uno y otro alumno, y salen diferentemente para, en caso de emergencia, que nada les estorbe y puedan salir rápidamente”, explicó el arquitecto de la UAEM.

Una nueva adecuación sería el acomodo de las mesas en forma de “U” o rectangular, con el objetivo de abonar más a las prácticas de trabajos colaborativos en grupo, interactuando con la participación de todos.

Para el profesor, en estos nuevos sitios áulicos se tiene contemplado un espacio para el escritorio, computadora y el pizarrón, quitando del espacio actual: macetas, desechos de papelería y tecnología inservible.

Los investigadores también proponen la creación de un área de guardado de útiles escolares en el interior del aula, que tenga una longitud de 150 centímetros, sin afectar los diseños actuales.

“Este espacio servirá para que los alumnos guarden sus útiles y únicamente tengan en su mesa el material necesario que van a ocupar como libro, libreta, lapicera, por ejemplo, y ahí en ese espacio de guardado cada alumno contará con un lugar para guardar su mochila, así mismo el maestro ocupará una cómoda para guardar su material didáctico y equipo. Sin que quite de la superficie del aula”, refirió el entrevistado.

Las ventanas deben de ser corredizas o abatibles por ambos lados para que se genere una ventilación cruzada de acuerdo a las especificaciones de la OMS.

“El espacio construido, paredes, pisos, se propone sean soportes de comunicación, en donde tanto pisos como paredes comuniquen para poder ir educando al alumno en su espacio y sobre todo para sentirse cómodo”, refirió Gómez Ordoñez.

Para esta propuesta es necesario la participación transdisciplinaria de arquitectos, diseñadores gráficos, psicólogos, pedagogos, sociólogos, entre otros, para generar un espacio de confort, con un código cromático, con condiciones psicológicas óptimas para un mejor estudio, aprendizaje y sociabilización.

Se propone también cambiar la iluminación actual por lámparas led, pisos antireflejantes y antiderrapantes, así como una altura adecuada en las aulas y en el mobiliario acorde a la edad de los estudiantes.

Por último, equipar y dar mantenimiento al equipo tecnológico del aula para tener la posibilidad de contar con recursos para un aprendizaje significativo y hacer dinámicas las horas clase.

Las aulas actuales, las cuales ocupan 48 estudiantes, tienen un costo alrededor de 778 mil pesos aproximadamente, teniendo en cuenta que la superficie ocupada es de 77.76 metros cuadrados.

Mientras que los diseños de las aulas propuestas ocuparían apenas 63 metros cuadrados, teniendo un costo aproximado de 630 mil pesos.

Esta investigación surgió a partir del estudio de la neuroarquitectura que establece que el espacio áulico tiene impacto en las conductas, emociones y la incidencia que tiene el aula en la formación del alumno. Durante la investigación de campo, los académicos rescataron que había una sobrepoblación de alumnos y una infraestructura rebasada.

“Ver el espacio áulico en tres factores: ver el espacio construido, es decir, que tengo en este momento, obviamente no es destruir las aulas, sino acondicionarlas.

“Segundo, la función que está teniendo el espacio, como el mobiliario y las funciones de enseñanza y aprendizaje”, explicó Gómez Ordoñez.

Y el último factor viene con el tema de la pandemia de Covid-19, pues tiene que ver con la sana distancia entre butacas.

“El aula debe de ser un espacio cómodo y confortable, no solamente por elegancia, sino por aprendizaje”, concluyó Cárdenas Salazar.

Generar espacios áulicos adecuados para el aprendizaje de los menores es una necesidad primordial desde antes de la pandemia de Covid-19; sin embargo, con la llegada de este virus se tuvieron que reconfigurar las relaciones sociales, incluso aquellas generadas al interior de las aulas.

Previo a la pandemia, investigadores de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) hicieron una propuesta del rediseño y adecuación de las aulas en la educación básica en México.

“Este estudio no fue hecho para la pandemia, fue anterior, derivado de un estudio acerca de los espacios áulicos en la educación elemental, para ello se hizo un análisis de cómo y en qué situación docentes y alumnos, estaban realizando las actividades de enseñanza-aprendizaje, dentro de un aula”, aclaró en entrevista Flor de María Gómez Ordoñez, investigadora de la UAEM.

Así, junto con el arquitecto, Adrián Cárdenas Salazar, investigó los retos que planteaba la infraestructura de dichos espacios, en cuestión de iluminación, ventilación, seguridad, movilidad del espacio áulico, para poder proponer un modelo ad hoc a las necesidades sanitarias actuales.

“En la actualidad se requiere de una educación más abierta, más participativa de los alumnos, con actividades en espacios cerrados y abiertos, que no estén todo el día sentados”, refirió Cárdenas Salazar.

Como parte de esta nueva normalidad, el principal cambio que debe de existir al interior de las aulas es reducir la cantidad de estudiantes, desde un planteamiento ideal con 22 alumnos, pero con la conformación de grupos como tradicionalmente se tiene, proponiendo de 35 a 38 niños, en el mismo espacio que se tiene actualmente ocupado por 48.

A la par, debe de haber un reacomodo del mobiliario, sin que se compre uno nuevo, para lo cual se proponen mesas de 61 por 122 centímetros, garantizando la movilidad de los estudiantes.

Esta organización del espacio con relación al mobiliario, permitirá tener pasillos de circulación a las laterales y en medio de las filas de butacas, sin que los alumnos coincidan en los pasillos de tránsito.

“Para que cada fila tenga su salida sin encontrarse de frente uno y otro alumno, y salen diferentemente para, en caso de emergencia, que nada les estorbe y puedan salir rápidamente”, explicó el arquitecto de la UAEM.

Una nueva adecuación sería el acomodo de las mesas en forma de “U” o rectangular, con el objetivo de abonar más a las prácticas de trabajos colaborativos en grupo, interactuando con la participación de todos.

Para el profesor, en estos nuevos sitios áulicos se tiene contemplado un espacio para el escritorio, computadora y el pizarrón, quitando del espacio actual: macetas, desechos de papelería y tecnología inservible.

Los investigadores también proponen la creación de un área de guardado de útiles escolares en el interior del aula, que tenga una longitud de 150 centímetros, sin afectar los diseños actuales.

“Este espacio servirá para que los alumnos guarden sus útiles y únicamente tengan en su mesa el material necesario que van a ocupar como libro, libreta, lapicera, por ejemplo, y ahí en ese espacio de guardado cada alumno contará con un lugar para guardar su mochila, así mismo el maestro ocupará una cómoda para guardar su material didáctico y equipo. Sin que quite de la superficie del aula”, refirió el entrevistado.

Las ventanas deben de ser corredizas o abatibles por ambos lados para que se genere una ventilación cruzada de acuerdo a las especificaciones de la OMS.

“El espacio construido, paredes, pisos, se propone sean soportes de comunicación, en donde tanto pisos como paredes comuniquen para poder ir educando al alumno en su espacio y sobre todo para sentirse cómodo”, refirió Gómez Ordoñez.

Para esta propuesta es necesario la participación transdisciplinaria de arquitectos, diseñadores gráficos, psicólogos, pedagogos, sociólogos, entre otros, para generar un espacio de confort, con un código cromático, con condiciones psicológicas óptimas para un mejor estudio, aprendizaje y sociabilización.

Se propone también cambiar la iluminación actual por lámparas led, pisos antireflejantes y antiderrapantes, así como una altura adecuada en las aulas y en el mobiliario acorde a la edad de los estudiantes.

Por último, equipar y dar mantenimiento al equipo tecnológico del aula para tener la posibilidad de contar con recursos para un aprendizaje significativo y hacer dinámicas las horas clase.

Las aulas actuales, las cuales ocupan 48 estudiantes, tienen un costo alrededor de 778 mil pesos aproximadamente, teniendo en cuenta que la superficie ocupada es de 77.76 metros cuadrados.

Mientras que los diseños de las aulas propuestas ocuparían apenas 63 metros cuadrados, teniendo un costo aproximado de 630 mil pesos.

Esta investigación surgió a partir del estudio de la neuroarquitectura que establece que el espacio áulico tiene impacto en las conductas, emociones y la incidencia que tiene el aula en la formación del alumno. Durante la investigación de campo, los académicos rescataron que había una sobrepoblación de alumnos y una infraestructura rebasada.

“Ver el espacio áulico en tres factores: ver el espacio construido, es decir, que tengo en este momento, obviamente no es destruir las aulas, sino acondicionarlas.

“Segundo, la función que está teniendo el espacio, como el mobiliario y las funciones de enseñanza y aprendizaje”, explicó Gómez Ordoñez.

Y el último factor viene con el tema de la pandemia de Covid-19, pues tiene que ver con la sana distancia entre butacas.

“El aula debe de ser un espacio cómodo y confortable, no solamente por elegancia, sino por aprendizaje”, concluyó Cárdenas Salazar.

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