En los días previos a la luna llena las personas se acuestan más tarde y duermen menos, las variaciones se tienen en ambientes rurales y urbanos independientemente del acceso que se tenga a la luz eléctrica.
Las alteraciones en el sueño fueron revelados en una investigación que se publicó en la revista Science Advances el pasado 27 de enero de 2021, la cual fue una colaboración entre la Universidad de Washington, de Quilmes y Yale.
Los investigadores llevaron a cabo el trabajo en 98 individuos de tres comunidades indígenas del pueblo toba-qom, en Argentina, donde observaron las alteraciones del sueño del ciclo lunar que tiene una duración de 29.5 días.
Las variaciones se observaron tanto en ambientes rurales y urbanos independientemente del acceso a la electricidad de las comunidades, aunque fueron más pronunciadas en ambientes rurales, un indicador que los ritmos circadianos naturales están sincronizados con las fases del ciclo lunar o incorporados a ellas.
Los resultados de las comunidades de toba-qom se compararon con los de un estudio independiente de 464 estudiantes universitarios del área de Seattle, en Estados Unidos, y encontraron los mismos cambios en el sueño.
Las variaciones a lo largo del ciclo lunar fueron de 46 a 58 minutos en promedio y la hora de dormir osciló alrededor de 30 minutos, en promedio, entre los tres a cinco días previos a la luna llena fue cuando la gente se acostó más tarde y durmió menos.
Según los investigadores las noches previas a la luna llena tienen más luz natural disponible después del anochecer, por lo tanto la hipótesis es que se trata de una adaptación innata la cual permitió a los antepasados del humano moderno aprovechar esta fuente natural de luz vespertina.
En ambientes urbanos entran en juego otros factores para determinar que la gente se acueste más tarde y duerma menos, por lo que los expertos opinan que se deben indagar otros componentes en las fases lunares, como son los cambios en la gravedad.