El cambio climático está modificando algunos ciclos de vida, especialmente de plantas y animales, lo que más tarde o más temprano también tendrá que repercutir en la calidad de vida de los seres humanos, por lo que es urgente frenar la producción de gases tipo invernadero y los patrones de consumo, afirmó el biólogo y catedrático Luis Octavio de Luna Cuevas.
Señaló que los ciclos naturales son o eran perfectos, porque proveían -por ejemplo- la cantidad de agua necesaria para la producción en cada especie, pero ahora en lugares donde antes no casi llovía ahora tienes lluvias extraordinarias y viceversa hay lugares que antes necesitaban agua de lluvia y hoy claman por unas gotas.
Aquí, en Toluca, en el Estado de México, apuntó, estamos acostumbrados a la lluvia, pero alguien se pregunta ¿de cuánto fue la intensidad de la lluvia, cuál fue el volumen que se registró? Aunque algunas veces escuchamos a alguien decir “se nos está cayendo el cielo”, pero nadie reflexiona que es porque está incrementando el volumen de la lluvia.
“Por ejemplo, decimos aquí nos lleve todos los días, sí, tienen razón, pero ante nos llovían 60 milímetros y ahora nos llueven 90 milímetros; es decir, de entre los 1,600 y 1,700 milímetros que antes caían y ahora se registran casi dos mil milímetros, lo cual afecta a las plantas, porque muchos pensarían que el agua las va a ayudar, pero no es así, en algunos casos las va podrir y en otros va a acelerar sus ciclos, por lo que va a alcanzar su madurez antes de tiempo y, por tanto, va a estar más chiquito de tamaño”.
De Luna Cuevas dijo que países ubicados cerca de los trópicos somos privilegiados, pero más al norte o al sur ya se están viendo los efectos del cambio climático en la reducción de su producción, como en Nebraska, en Estados Unidos, pues la producción de maíz por hectárea ha bajado su rendimiento.
Otro ejemplo, agregó, está en la franja de desiertos, donde México tiene una pequeña parte, las sequías son más prolongadas y las temperaturas se están incrementando en dos o tres grados, lo que ha provocado muertes a pesar de que los seres humanos somos adaptables y contamos con clima artificial, en cambio, una planta no resiente el cambio de temperatura y se muere.
Aunado a ello, el hábitat de diversas especies de fauna se está acabando como producto de la urbanización y porque no hemos aprendido que el ecosistema no es sólo un grupo de organismos, sino el funcionamiento equilibrado de plantas y de animales, incluidos los seres humanos, sostuvo.
Recordó que países como Alemania han planteado incrementar la tasa del Impuesto al Valor Agregado (IVA) al consumo de carne, tanto para restringir su consumo como para contribuir al bienestar animal.
Una de las razones es porque el sistema digestivo de las vacas las hace productoras de altos niveles de gas metano a la atmósfera, por lo que, además de ello, su huella de carbono en la tierra es mucho más alta que la de otras especies animales, incluidos los seres humanos.
Pero la medida de los funcionarios alemanes nos lleva a preguntarnos si al restringir el consumo de carne de res, porque se va a elevar el precios, provocaría o no un incremento exponencial a la producción de gas metano por tantas reses que estarán en el campo o en los establos sin hacer nada más que comer, reflexionó.
Es decir, el verdadero dilema está en si se baja la producción o se aumenta el consumo de cárnicos para reducir la emisión de gas metano. Esto conforma un círculo muy complicado porque las vacas tienen “picos” de producción de leche y si se les cambia la alimentación se afectan esos “picos” y entonces la res va a decrecer en su tamaño aunque se le dé de comer de manera artificial.
Ahora ya eso es muy común, pues no pasa nada con la comida artificial que se les da y, de hecho, ya lo hacen las grandes empresas productoras de leche y otros productos lácteos, pero el común de los productores del país que no necesariamente alimentan de esa manera a su ganado todavía siguen ciclos naturales, señaló.
Para el biólogo Luis Octavio de Luna Cuevas, lo único que puede contribuir efectivamente a reducir o detener el calentamiento global es el uso de energías renovables, por una parte, y la eliminación en la producción de gases de efecto invernadero, por lo que lamentó que el presidente estadounidense Donald Trump, en una muestra de ignorancia y falta de sensibilidad con el medio ambiente y el futuro de las próximas generaciones, haya anunciado su abandono al Protocolo de Kioto.
Esto es verdaderamente grave, porque otros países pueden imitarlo o dejar de esforzase por reducir la emisión de gases CFC, que producen el efecto invernadero, pues corremos el riesgo de que los ciclos de vida se alteren mucho más rápido y en poco tiempo desaparezcan especies de flora y fauna indispensables para el ser humano, concluyó.
