La contaminación del represamiento artificial de agua ubicado en el Bien Ejidal de San Cristóbal Tecolit del municipio de Zinacantepec, tiene al borde de la extinción al ajolote ambystoma bombypellum, el cual ha reducido su población a 50 ejemplares cuando en su mejor momento se registraron un promedio de 500.
Desde hace casi tres años se comenzó a deteriorar la calidad ambiental del ecosistema donde también habitaban el tejón, ardilla de monte y voladora, tlacuache, armadillos y ratón de montaña, pero que abandonaron el lugar debido a los desechos vertidos por los habitantes de los alrededores y desde hace un año la operación de una gasolinera de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Si bien el deterioro del hábitat por la basura y desechos tóxicos es el principal problema, en el lago también fue introducida la carpa, depredadora natural del ajolote; a esto se añade la gente que acude regularmente a pescar a este anfibio, porque todavía tienen arraigada la tradición de utilizarlo para fines medicinales o como alimento.
Acciones sin éxito
En 2016, el biólogo Eduardo Cuevas y el maestro en ecología, ingeniería y tecnología ambiental, Mauricio García, presentaron un estudio para detallar los componentes ambientales del ojo de agua, en ese entonces se mencionó que las condiciones eran apropiadas, pero surgía le necesidad de conservar el ecosistema para proteger al ajolote (en categoría de protección especial por la NOM-059 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2010); la primera acción era cancelar de manera urgente la construcción de la franquicia de Pemex.
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Por su parte, el ambientalista Aniceto Morales Pérez, quien ha insistido en detener el deterioro del ecosistema, sostuvo que intentaron impedir la construcción de la gasolinera, la cual afectaría directamente el ecosistema del ajolote.
“Un empresario de nombre Javier Coria (empresa Super del Valle) empezó a construir la gasolinera y por lo tanto a afectar la ciénega donde está el ajolote, lo tratamos de impedir, pero sin éxito. Metimos un escrito al ayuntamiento para exponer esa situación, pero nunca hubo contestación, sin embargo sí otorgó el permiso para el cambio de uso de suelo al empresario”, abundó.
Hace aproximadamente un año acudieron estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para hacer un estudio del ajolote y quedaron sorprendidos porque es una especie exclusiva de Xochimilco, debido a esto ofrecieron todo su apoyo para conservarlo, no obstante, las autoridades no han puesto de su parte, aunque cabe mencionar que la nueva administración municipal de Zinacantepec, encabezada por Gerardo Nava Sánchez, ya mostró interés por atender el tema.
A la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) también mandaron oficio, a través del cual especificaban que la operación de la gasolinera afectaba el cuerpo de agua donde vive el anfibio; sin embargo, no existió ninguna respuesta favorable por parte de la dependencia. A Pemex también se le hizo llegar pruebas del daño ecológico, pero la empresa se concretó a mencionar que sólo se encargan de autorizar las franquicias, sostuvo el ambientalista.
En lucha
El gobierno municipal encabezado en ese entonces por Manuel Castrejón Morales intentó frenar la lucha de Aniceto Morales por proteger esta especie en extinción y su hábitat; primero le levantaron una denuncia donde lo acusaron de haberse robado un auto, trataron de encerrarlo, pero no lo consiguieron.
Además cerraron sus marisquerías al inculparlo de encontrar a niños dentro tomando bebidas embriagantes y en otro de sus negocios a mujeres dedicadas a la prostitución; asimismo, también lo acusaron por venta de drogas, pero todo era falso, aseguró.
Pese a las acusaciones, su lucha continúo, así indagó los costos para poner una gasolinera, que ascienden a 12 millones de pesos. En este caso, además, constató que no se obedeció al reglamento que indica que dos franquicias de Pemex no pueden estar juntas, sin embargo, se sabe que Coria gastó cuando menos 20 millones al sumar gastos para los permisos que no deberían otorgarse.
“Nosotros argumentábamos que ya había una gasolinera y no necesitábamos otra tan cerca, el número de población y circulación de vehículos no lo ameritaba, pero al final esto no fue tomado en cuenta y se prosiguió con la construcción”.
Cabe destacar que en su mejor momento el área abarcaba un promedio de seis hectáreas con seis lagos y en todos existía el ajolote, ahora el único cuerpo de agua que queda lo aprovechan cerca de 400 familias porque es agua de riego (para 200 hectáreas cultivables); algunos de los beneficiados son de la Hacienda de Tejalpa, sin embargo, el ambientalista reveló que ha platicado con algunos de sus amigos y le han dicho que sus cosechas ya no tienen la misma calidad que antes y esto se debe a la mala calidad del vital líquido.
Próximas acciones
La insistencia por cuidar el área donde habita el ajolote no mermará y se tomarán diferentes acciones, desde las brigadas de limpieza hasta utilizar los recursos legales; sin embargo, por el momento se espera lo que diga también Gerardo Nava, presidente municipal de Zinacantepec, ya que en estos días Aniceto Morales tendrá una reunión para tratar el tema.
“Vamos a empezar de nuevo para tratar de detener el problema con las nuevas autoridades, a esto sumamos que en 20 días tenemos pensado hacer una brigada de limpieza, queremos reactivar esto porque la gente se desanimó debido a que ganaron de mala manera al abrir esa gasolinera, sobre todo al saber que el gobierno municipal anterior estuvo en contra de nosotros”, externó.
De igual forma se realizará una denuncia ciudadana y a través de la Suprema Corte buscará promover un amparo con base en que ya existen pruebas de contaminación en el brazo de agua que está afectando todo el ecosistema.
El bordo de agua cuenta con un área de aproximadamente 52,000 m² inundables (humedal) permanentemente y un área aproximada de 700 m² de área parcialmente inundable.