El pasado 5 de julio la tierra atravesó su punto más alejado del Sol en su órbita. Lo anterior derivó en que tuviéramos una semana larga y lenta, derivada de la gran distancia que existe entre nuestro planeta y el astro rey misma que ronda los 152 millones 104 mil 285 kilómetros, informó Earth Sky.
De acuerdo con la segunda ley de Kepler esta distancia se traduce en una menor velocidad orbital de traslación, con 103 mil 536 kilómetros por hora, más de 7 mil kilómetros por hora más lento que en el perihelio, registrado el pasado 3 de enero.
Eso se debe a que el desplazamiento de la Tierra alrededor del Sol no sigue una trayectoria circular perfecta, más bien es de tipo elíptica.
Kepler se dio cuenta de que la línea que conecta a los planetas y al Sol abarca igual área en igual lapso de tiempo. Esto quiere decir que cuando los planetas están cerca del Sol en su órbita se mueven más rápidamente que cuando están más lejos, así, la velocidad orbital de un planeta será menor a mayor distancia del Sol, y a distancias menores la velocidad orbital será mayor.