La aplicación de vacunas en América Latina ha disminuido hasta en un 30% debido a que toda la atención está centrada en el Covid-19, por lo que cerca de 80 millones de niños menores de un año corren el riesgo de infectarse de enfermedades como difteria, sarampión o poliomielitis.

En México, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reporta que están en riesgo 700 mil menores de 0 a 9 años.

Luz Anahí Ubiarco López, gerente de enlace médico científico para Sanofi Pasteur, resaltó que pese a tener un escenario complicado no se debe descuidar la atención a los niños.

"Estamos ansiosos que ya llegue la vacuna del coronavirus, pero se nos está olvidando que tenemos otras que ya existen y que previenen enfermedades peligrosas; al Covid-19 se sumará el incremento del riesgo de adquirir otros padecimientos que son letales”, señaló.

No obstante, aunque parece que la vacuna del Covid-19 cada vez está más cerca, de complicarse el escenario global, la especialista señaló que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó un comunicado en el cual detalla que si se tuviera que elegir algunas vacunas como prioridad, serían aquellas para combatir enfermedades que están en planes de eliminación y erradicación, como son el sarampión, rubéola y poliomielitis, que pueden ocasionar alta mortalidad, además de la influenza, neumococo, sarampión y difteria.

“Tan sólo con el sarampión tenemos un brote muy importante, sobre todo en el centro de México. De acuerdo con la cifra más reciente, se tienen 195 casos, es por eso que deben ser de las vacunas prioritarias”, dijo.

Sin embargo, al coronavirus se suman otros factores que han ocasionado que el esquema de vacunación presente una importante disminución.

El principal es que los papás no acuden a los centros de salud para evitar un posible contagio de Covid-19 en estas unidades,de ahí la importancia de destacar que al tomar las medidas sanitarias adecuadas, tal riesgo no existe.

“Los sistemas de salud se han tenido que reorganizar, algunos hospitales se acondicionaron para atacar la pandemia, pero no son todos, podemos investigar cuáles de los otros centros de salud nos quedan cerca para llevar a los pequeños a vacunar, aplicando todas las medidas sanitarias”, abundó.

Aunque también se han presentado problemas por los retrasos en los servicios de vacunación de rutina debido a los confinamientos, sumando la desigualdad social, turbulencias políticas y los años de débil crecimiento económico en América Latina.

A todo lo anterior se añade la gente que no cree en el coronavirus y por lo tanto, tampoco en las vacunas.

“Dicen que las vacunas son víctimas de su propio éxito y así es, como muchas enfermedades están controladas y no las hemos visto, la gente piensa que no es necesario, aunque en México no existen movimientos antivacunas, sí hay algunas voces, pero con las que todavía podemos trabajar”, aseveró.

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Datos

En un reporte de la BBC dado a conocer el 29 de julio de 2020 con datos aportados por la OMS y Organización Panamericana de Salud, Brasil, Bolivia, Haití y Venezuela se sitúan entre los 20 países que peores notas sacan cuando se examina cuántos niños recibieron la tercera dosis de la triple vacuna contra difteria, tétanos y tos ferina entre 2010 y 2019. México y Honduras también entran en esta lista.

En el caso del sarampión, el informe de las Naciones Unidas analizó las cifras de 195 países, donde Brasil retrocedió un 26%, le siguen Bolivia y Haití con una caída del 16% cada uno en esos nueve años, Venezuela con un 14% menos, México 13% y Honduras con una pérdida de protección del 10%.

Haití es uno de los países que más ha retrocedido en la cobertura de vacunación a sus niños. Para la OMS, los datos se agravan al tener en cuenta que en 2019 Brasil contaba con 542 mil niños que no han recibido ninguna dosis de la triple vacuna y México con 348 mil.

En 2017, la vacuna de la tuberculosis se había administrado al 97% de los niños de la región, la cifra cayó en 2019 a tan sólo el 84%, el mismo patrón se repite con la vacuna que completa el ciclo de las de la hepatitis B. Tocó su pico máximo de cobertura con el 92% en 2012 y de ahí no ha hecho más que caer hasta el 86% de 2019.

La vacuna de la polio alcanzó en 2011 al 94% de los niños latinoamericanos o caribeños, para retroceder al 86% en 2019.