Mientras que los seres humanos continúan buscando la clave de la inmortalidad, parece que algunos seres vivos ya descifraron el código, por lo que los científicos los están estudiando para conocer la clave de la vida eterna.
Estos organismos pueden ser biológicamente inmortales, esto significa que, a menos que los mate un depredador, una enfermedad o cambios drásticos en su entorno, pueden vivir indefinidamente, de ahí que la comunidad científica está muy interesada en ellos con la finalidad de encontrar la forma de controlar el proceso de envejecimiento.
Uno de estos seres es la Turritophis dohrnii: la medusa inmortal, los sorprendente es que puede reiniciar su ciclo vital, cuando la medusa sufre estrés se transforma en una etapa vital anterior, como una rana que vuelve a ser renacuajo o una mariposa a oruga.
Este proceso se le conoce como transdiferenciación y se produce cuando una célula adulta especializada completamente formada se convierte en otro tipo de célula adulta, además cuando la medusa vuelve a su etapa de vida anterior como pólipo, también crea más organismos con el mismo código genético, es decir que al rejuvenecer también se clona a sí misma.
Las planarias son unos gusanos que tienen la capacidad ilimitada de regenerar células madre, científicos de la Universidad de Nottingham estudiaron ambos dos tipos de plenarias (sexuales y asexuales) y descubrieron que los asexuales pueden ser capaces de rejuvenecer su ADN.
Tienen mayores cantidades de una enzima que protege sus células del envejecimiento, por lo que pueden reponer estas reservas cuando se reproducen, lo que lleva a los investigadores a creer que pueden ser inmortales.
La hidra es otra criatura que tiene el tiempo a su favor, observaciones del científico suizo Abraham Trembley sobre estos organismos y su poder regenerativo marcaron el inicio de una nueva era en el campo de la biología.
Las hidras son capaces de regenerar partes de su cuerpo como lo hacen las planarias, la clave para entender su potencial inmortalidad está en sus células madre, que pueden autorrenovarse indefinidamente.
Los investigadores que observaron grupos de hidras durante muchos años no pudieron detectar ningún signo de envejecimiento en ellas.