/ martes 24 de diciembre de 2019

Nanopartículas extienden la vida de los alimentos

Cerca de mil 300 millones de toneladas de alimentos se desperdician; estos serían suficientes para alimentar a dos mil millones de personas

El desperdicio y la pérdida de alimentos producidos es uno de los graves problemas que se enfrentan en la actualidad a nivel mundial.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), cerca de mil 300 millones de toneladas de alimentos producidos para el consumo se pierden o se desperdician. Esta cantidad incluye el 30% de los cereales, entre el 40 y 50% de las raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas, el 20% de la carne y productos lácteos y el 35 % de los pescados.

La FAO calcula que estos alimentos serían suficientes para alimentar a dos mil millones de personas.

En América Latina y México este panorama no cambia. Hasta 127 millones de toneladas de alimentos al año se desperdician en las regiones latinoamericanas, mientras que en nuestro país el 37% de lo producido se pierde, equivalente a 10 millones 431 toneladas anuales.

De esta manera, la conservación de los alimentos es un aspecto fundamental para reducir considerablemente la pérdida de estos.

Por ello, especialistas del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), en Saltillo, Coahuila, desarrollaron empaques plásticos para conservar los alimentos y alargar su vida en anaquel.

De acuerdo con el artículo “Empaques inteligentes para la conservación de alimentos”, publicado por Felipe Sánchez Banda, estos envoltorios además son amigables con el ambiente.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, de donde se desprende el citado artículo, los especialistas explicaron que trabajan en alternativas para extender la vida de frutas, vegetales y carnes a través de nanomateriales.

El proyecto consiste en el desarrollo de empaques con nanopartículas que imparten al empaque características inteligentes, como la absorción o liberación de sustancias hacia o desde los alimentos, etiquetas inteligentes que cambien de color o forma para dar información específica del estado del alimento, o con características de barrera a gases y olores, o con características antimicrobianas, comentó el doctor Saúl Sánchez Valdés, coordinador del proyecto y profesor investigador del Departamento de Procesos de Transformación de Plásticos del CIQA.

El especialista también señaló que existen diferentes tipos de nanopartículas que dan características especiales a los empaques. Hay nanopartículas que controlan el crecimiento de los microorganismos, hongos, bacterias; otras impiden el paso de los gases, retardan el paso del oxígeno y así el alimento no se oxida; incluso existen las que retardan el paso o salida de la humedad al añadir un aditivo como antioxidante.

Cabe destacar que un momento clave de la pérdida de alimentos ocurre durante la entrega de los productores al consumidor, por lo que es importante conservarlos antes de que lleguen a este punto de la cadena de producción.

“Hay diferentes tipos de empaque: el empaque tradicional que consiste en un material que simplemente va a servir para transportar el alimento, en algunas ocasiones se le ofrece una protección muy simple contra un golpe. Posteriormente, se conoce el empaque inteligente, en esta categoría entran los empaques avanzados, los cuales dan otra funcionalidad al alimento, por ejemplo, que transpire. En el caso de algunas frutas es importante estar liberando sustancias que se generan durante el transcurso de maduración para evitar que se empiece el proceso de descomposición”, detalló el doctor José Alberto Rodríguez González, técnico en el Departamento de Procesos de Transformación de Plásticos del CIQA.

Pese a que estas películas plásticas no son comestibles, los especialistas señalan que las nanopartículas no afectan el alimento, ya que quedan atrapadas dentro del plástico.

Biodegradables

Como ya se ha mencionado en diferentes artículos especializados, el plástico es uno de los grandes contaminantes a los que actualmente nos enfrentamos.

Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el 90% de la basura que flota en el mar es material plástico de diversos tipos: polietileno y polipropileno, por ello surge la necesidad de crear plásticos más avanzados con las mismas ventajas de los convencionales, pero que sean amigables con el ambiente.

Los especialistas del CIQA para producir estos empaques inteligentes han trabajado con diferentes polímeros. Entre ellos existe el PLA (ácido poliláctico), el cual tiene la capacidad de degradarse más rápidamente que los polímeros convencionales, pues provienen de fuentes naturales como el ácido láctico.

En el artículo mencionado se cuestiona a los especialistas sobre la impacto ambiental que pueden tener los plásticos utilizados en los empaques, el doctor Sánchez Valdés indicó que el problema radicaría en que estos materiales llegaran a ríos y mares, a los cuales afectaría a pesar de ser biodegradables.

Hasta el momento, los investigadores del CIQA han hecho pruebas piloto con carnes y algunas frutas como el chabacano, además han colaborado con industrias panificadoras y del sector médico.

Los resultados obtenidos arrojan que estos empaques biodegradables a partir de partículas plásticas con nanopartículas alargan la vida de los alimentos hasta un 50% de tiempo.


El desperdicio y la pérdida de alimentos producidos es uno de los graves problemas que se enfrentan en la actualidad a nivel mundial.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), cerca de mil 300 millones de toneladas de alimentos producidos para el consumo se pierden o se desperdician. Esta cantidad incluye el 30% de los cereales, entre el 40 y 50% de las raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas, el 20% de la carne y productos lácteos y el 35 % de los pescados.

La FAO calcula que estos alimentos serían suficientes para alimentar a dos mil millones de personas.

En América Latina y México este panorama no cambia. Hasta 127 millones de toneladas de alimentos al año se desperdician en las regiones latinoamericanas, mientras que en nuestro país el 37% de lo producido se pierde, equivalente a 10 millones 431 toneladas anuales.

De esta manera, la conservación de los alimentos es un aspecto fundamental para reducir considerablemente la pérdida de estos.

Por ello, especialistas del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), en Saltillo, Coahuila, desarrollaron empaques plásticos para conservar los alimentos y alargar su vida en anaquel.

De acuerdo con el artículo “Empaques inteligentes para la conservación de alimentos”, publicado por Felipe Sánchez Banda, estos envoltorios además son amigables con el ambiente.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, de donde se desprende el citado artículo, los especialistas explicaron que trabajan en alternativas para extender la vida de frutas, vegetales y carnes a través de nanomateriales.

El proyecto consiste en el desarrollo de empaques con nanopartículas que imparten al empaque características inteligentes, como la absorción o liberación de sustancias hacia o desde los alimentos, etiquetas inteligentes que cambien de color o forma para dar información específica del estado del alimento, o con características de barrera a gases y olores, o con características antimicrobianas, comentó el doctor Saúl Sánchez Valdés, coordinador del proyecto y profesor investigador del Departamento de Procesos de Transformación de Plásticos del CIQA.

El especialista también señaló que existen diferentes tipos de nanopartículas que dan características especiales a los empaques. Hay nanopartículas que controlan el crecimiento de los microorganismos, hongos, bacterias; otras impiden el paso de los gases, retardan el paso del oxígeno y así el alimento no se oxida; incluso existen las que retardan el paso o salida de la humedad al añadir un aditivo como antioxidante.

Cabe destacar que un momento clave de la pérdida de alimentos ocurre durante la entrega de los productores al consumidor, por lo que es importante conservarlos antes de que lleguen a este punto de la cadena de producción.

“Hay diferentes tipos de empaque: el empaque tradicional que consiste en un material que simplemente va a servir para transportar el alimento, en algunas ocasiones se le ofrece una protección muy simple contra un golpe. Posteriormente, se conoce el empaque inteligente, en esta categoría entran los empaques avanzados, los cuales dan otra funcionalidad al alimento, por ejemplo, que transpire. En el caso de algunas frutas es importante estar liberando sustancias que se generan durante el transcurso de maduración para evitar que se empiece el proceso de descomposición”, detalló el doctor José Alberto Rodríguez González, técnico en el Departamento de Procesos de Transformación de Plásticos del CIQA.

Pese a que estas películas plásticas no son comestibles, los especialistas señalan que las nanopartículas no afectan el alimento, ya que quedan atrapadas dentro del plástico.

Biodegradables

Como ya se ha mencionado en diferentes artículos especializados, el plástico es uno de los grandes contaminantes a los que actualmente nos enfrentamos.

Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el 90% de la basura que flota en el mar es material plástico de diversos tipos: polietileno y polipropileno, por ello surge la necesidad de crear plásticos más avanzados con las mismas ventajas de los convencionales, pero que sean amigables con el ambiente.

Los especialistas del CIQA para producir estos empaques inteligentes han trabajado con diferentes polímeros. Entre ellos existe el PLA (ácido poliláctico), el cual tiene la capacidad de degradarse más rápidamente que los polímeros convencionales, pues provienen de fuentes naturales como el ácido láctico.

En el artículo mencionado se cuestiona a los especialistas sobre la impacto ambiental que pueden tener los plásticos utilizados en los empaques, el doctor Sánchez Valdés indicó que el problema radicaría en que estos materiales llegaran a ríos y mares, a los cuales afectaría a pesar de ser biodegradables.

Hasta el momento, los investigadores del CIQA han hecho pruebas piloto con carnes y algunas frutas como el chabacano, además han colaborado con industrias panificadoras y del sector médico.

Los resultados obtenidos arrojan que estos empaques biodegradables a partir de partículas plásticas con nanopartículas alargan la vida de los alimentos hasta un 50% de tiempo.


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