Si bien la esperanza de vida para los seres humanos se ha incrementado gracias a los avances de la medicina, un nuevo estudio revela que vivir 150 años es un hito posible, y la alimentación es clave.
La investigación la cual fue publicada en Nature Communications combina datos de análisis de sangre e información sobre el ejercicio físico para identificar una nueva medida de “edad biológica” y que no tiene que ver con la enfermedad.
Si bien nuestra genética puede prepararnos para una vida larga, es necesario tener buenos hábitos alimentarios y complementarlos con actividad física, manejar los niveles de ansiedad y estrés para lentificar el envejecimiento celular. A este objetivo aspira la nutrigenética.
Cada alimento impacta sobre un gen y este a su vez reacciona frente a ese alimento. Así es como funciona el metabolismo, pero cada persona tiene una reacción metabólica distinta, se detalla en el artículo publicado por Infobae titulado: Nutrigenética: vivir hasta los 150 años sería un hito posible.
La nutrigenética es la rama de la genética que estudia la relación entre los genes y la respuesta individual a la dieta, analiza la forma en la que el organismo responde a la dieta en función del perfil genético individual, del genoma o conjunto de todos nuestros genes y tiene mucho que ver con la longevidad, se lee en el documento.
Agrega que la longevidad de un individuo depende en un tercio de la genética y dos en los hábitos que se siguen.
Así que la manera de de revertir los daños celulares es con una buena alimentación, que debe incluir alto consumo de fibra, vitaminas, porque de todos los hábitos determinantes en la longevidad del ser humano, posiblemente el más estudiado sea la nutrición.
La calidad en la nutrición incide mucho en la aparición de enfermedades, incluso se dice que habría que comer cómo dicte nuestro genotipo, por lo cual hay que conocerlo primero. La nutrigenética o nutrición y/o medicina personalizada parece ser el futuro.
¿Cómo funciona? A partir de diferentes análisis se puede saber si un paciente presenta una predisposición a tener resistencia a la insulina, por ejemplo, entonces se controlará que tenga una buena dieta baja en azúcares y harinas refinadas, o si tiene predisposición a desarrollar enfermedades cardiovasculares se le da una dieta con mucho Omega-3.
Pero si se trata de un paciente que tiene genes ahorradores, se le indicará la necesidad de tener un gran despliegue de actividad física para favorecer el gasto calórico, en el artículo también se señala que muchos estudios indican que la dieta mediterránea es la más saludable que existe.
Si bien una persona puede presentar una “mala genética” con variantes genotípicas de telómeros cortos (estructuras que protegen los cromosomas), lo cual no quiere decir que si o si muera joven, no obstante los hábitos y el estilo de vida que esa persona tenga, son lo que determinarán cómo llegará a la vejez y cuántos años vivirá.
Los genes no se modifican, lo que sí puede cambiar es la expresión de los mismos, es decir, mantener “apagados” aquellos que no no se desea que se manifiesten y mantener “prendidos” los necesarios para una vida más prolongada.