La contaminación lumínica de las grandes ciudades está afectando a los insectos, desde aquellos que dependen de la oscuridad y se han tenido que adaptar a la luz artificial, hasta las miles de especies que se guían naturalmente por la Vía Láctea y han sufrido daño en la vista.
A lo anterior se suma el uso de insecticidas, grandes extensiones de monocultivos y el aumento de la temperatura global derivada del cambio climático están agudizando el problema.
Lo anterior tras un estudio de un equipo de científicos de la Universidad Julius-Maximilians de Würzburg (JMU), en el cual suman a la contaminación lumínica de las ciudades como un fenómeno decisivo en la desaparición de los insectos.
Desde la región de la Baja Franconia y hasta la Alta Baviera, el equipo colocó 179 trampas distinguiendo entre áreas seminaturales, campos agrícolas o regiones urbanas, con el fin de atrapar insectos de toda clase.
Después de vaciar periódicamente las trampas y analizar cada una de las especies de insectos capturados y su biomasa, el equipo contrastó el entorno donde fueron atrapados, se lee en el artículo publicado por National Geographic con el título: La luz de las ciudades está acabando con los insectos, revela un nuevo estudio.
Se agrega que el principal hallazgo reveló la mayor diferencia de biomasa entre los entornos seminaturales y los urbanos: mientras la biomasa de los insectos capturados en la ciudad era 42% menor en proporción a los de las áreas seminaturales, la diversidad de los entornos agrícolas era un 29% menor que la presentada en las regiones seminaturales.
La pérdida de diversidad en las áreas agrícolas es tal, que había un 56% menos de especies en peligro de extinción en esta región en contraste con las zonas seminaturales.
El estudio es pionero en cuantificar el impacto del clima y el uso de la tierra en los insectos de un paisaje centroeuropeo contrastando los patrones de biomasa y diversidad de especies.