Estar al pendiente de la gira de nuestro grupo favorito de música y hacer todo lo posible para conseguir un boleto en primera fila para ir al concierto y cantar las canciones, contagiarse del ambiente con otros miles de seguidores, así como los efectos visuales, todo esto tiene una razón neuropsicológica.
Acudir a un evento masivo genera una sensación de comunidad, ayuda a combatir el estrés, además cantar genera dopamina y serotonina en el cerebro, hormonas responsables de la felicidad, aunado a que la música compartida enriquece al ser humano.
Durante la pandemia del Covid-19 se detectó que usar el karaoke bajaba los niveles de cortisol, la sustancia química que se genera en el cerebro y aumento los niveles de estrés, indicó Concepción Moral, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Otros beneficios de estar en un concierto masivo es que resulta ser más empático con las otras personas, además tiene también efectos benéficos el acudir con alguien más, aunado a que llega un momento de clímax para que exista una sincronización de las mentes con los demás asistentes.
La especialista de la máxima casa de estudios del país, detalló que en el cerebro la música se relaciona con el hipocampo, que es el encargado de manejar las emociones, así como el pensamiento abstracto en el lóbulo frontal.
Es así que la música puede pensarse desde una perspectiva personal, social y desde los medios de comunicación que apoyan otras experiencias colectivas como el cine, además refleja la complejidad de nuestro organismo como un todo.
En el cerebro se da una bioquímica y neuroquímica, las redes neuronales van enlazando el comportamiento y mejora la parte fisiológica , de ahí que escuchar música genera una sensación de bienestar.