Lo que comenzó como un sueño poco a poco se ha cristalizado. Hoy a través de la robótica, Roberto Saint Martin ha logrado sembrar una semilla en las escuelas de educación básica, para usar la tecnología en favor de la sociedad y el desarrollo.
En entrevista con El Sol de Toluca, Saint Martin, fundador y director general de Robotix, compartió su experiencia en dicho proyecto, que inició desde que era un niño interesado en la ciencia.
Explicó que desde la primaria le apasionaban los experimentos de química, física, y tuvo un privilegio a esa edad: una computadora.
“En casa tuve el privilegio de contar con un tío que es programador y me enseñó a programar, que se compaginó con el gusto por las matemáticas desde pequeño. Recuerdo que mi hobby de niño era resolver problemas de matemáticas, ver cosas en el microscopio y por eso ya más grande decidí estudiar ingeniería en mecatrónica”, comentó.
De esta forma, afirmó, fue como se enamoró del mundo de la robótica y ello lo llevó a crear proyectos de enseñanza en el área de ingeniería mediante una asociación estudiantil que buscaba enseñar a otros alumnos de ingeniería.
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La falta de recursos para comprar robots que permitieran avanzar en investigaciones robóticas, dijo Saint Martin, lo llevó a ser parte de un círculo virtuoso, pues por un lado se otorgaban cursos de robótica a otros ingenieros que querían aprender y con eso se lograba conseguir fondos para comprar robots.
“Desde ahí comenzamos a crecer como la espuma y de pronto todos los ingenieros e ingenieras querían aprender robótica, de ahí lo extendimos a otras carreras: administración, economía y hasta crear un taller para escultores y escultoras”, añadió.
El paso a seguir, relató, fueron cursos de robótica en preparatorias y luego eventualmente un curso de verano con niños de primaria y fue un “golazo”, pues los estudiantes se emocionaron mucho de hacer robótica. Esto, citó, desde hace 18 años atrás, cuando la robótica no era nada de lo que es hoy.
De ahí, subrayó, comenzó la idea de llevar esa enseñanza a las escuelas primarias y fue en ese momento que surge Robotix, proyecto mediante el cual introduce a la robótica en actividades extraacadémicas y extracurriculares por las tardes, bajo el esquema de seguir el impulso de las vocaciones científicas y tecnológicas.
Tras ello, añadió el fundador y director general de Robotix, el programa se implementó en escuelas privadas de la Ciudad de México, por lo que se comenzó a capacitar a pedagogos y pedagogas, así como ingenieros y después a alumnos recién graduados a dar clases de robótica en las escuelas.
“Volvió a pasar lo mismo, el proyecto creció como espuma y cada vez se tenía más y más escuelas que querían clases de robótica, de ahí que pasó de ser una enseñanza extracurricular a una curricular”, aseveró.
Al ampliar el programa educativo a las escuelas privadas, agregó, se abrió la oportunidad de comenzar a trabajar con proyectos de gobierno y gracias al desempeño de alumnos se incursionaron en competencias internacionales como en la NASA, donde alumnos lograron ganar el segundo lugar.
“Eso nos permitió darnos cuenta que como mexicanos y mexicanas podemos hacer cosas grandes y solo faltan oportunidades. Gracias a ello nos abrió la posibilidad de programas de gobierno desde el año 2014 mediante una red de centros comunitarios donde los convencimos que incluyeran robótica”, indicó.
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A través del proyecto de Robotix, comentó, se logró que en los 32 estados se enseñara robótica de forma gratuita en comunidades vulnerables y, con ello, se logró que los alumnas y alumnos de México tuvieran acceso a la metodología de enseñar robótica de una forma sencilla y atractiva.
De un día para otro, puntualizó, para los centros comunitarios el programa se convirtió en la clase número uno, y en ese tiempo se hicieron eventos nacionales de robótica para celebrar lo que alumnos y alumnas lograban realizar cada año.
“Cuando ves los indicadores típicos de educación pareciera que hay estados más avanzados que otros en el tema de robótica, pero lo que nos dimos cuenta es que en estos centros comunitarios con el mismo material, capacitación y seguimiento los alumnos tenían el mismo potencial, es decir, se tiene el mismo talento en niños y niñas tanto de zonas rurales como urbanas”, expresó Roberto Saint Martin.
El siguiente paso que es un sueño, manifestó, es llevar este programa a las aulas de escuelas públicas para que se multiplique, ya con docentes y estudiantes, y la ciencia y tecnología se enseñe de forma divertida. De hecho, agregó, ya se comenzó a pilotear en escuelas públicas de la Ciudad de México y eventualmente en Sonora, Campeche, así como Nuevo León.