Si eres amante de los gatos y vives con uno (o más) te habrás percatado de que cuando intentas llamarlo normalmente te ignora. Como resultado de esto, seguramente habrás pensado que los felinos son menos listos que los caninos sin embargo y debido al comportamiento de tu michi rápidamente desechaste esa teoría y la cambiaste por la creencia de que es más listo y más independiente que cualquier otra mascota.
Para sorpresa tuya esta idea no era tan descabellada pues de acuerdo con un estudio llevado a cabo recientemente por científicos japoneses se pudo demostrar que los gatos reconocen su nombre cuando su amo los llama aunque, la gran mayoría de las veces, deciden ignorarnos.
Comparado con el perro, ese fiel amigo del hombre que siempre viene corriendo cuando uno lo llama, moviendo la cola con frenesí, el gato puede ser arrogante, misterioso, seductor y hasta a veces, rebelde. Su autosuficiencia e independencia son manifiestas: va y viene según le da la gana, es un gran cazador, y en vez de generar lazos de dependencia con sus amos, lo tolera dentro de su territorio.
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En Japón, donde los gatos son casi deidades, científicos quisieron saber si los gatos reconocen o no su nombre. Sus trabajos, que fueron publicados en la revista Scientific Reports, determinan que sí, los gatos reconocen su nombre, aunque muchas veces no responden al llamado.
Dos de los animales no humanos más comunes que interactúan con los humanos son los perros domésticos (canis familiaris) y los gatos (felis catus). A diferencia de los perros, la capacidad de los gatos domésticos a comunicar con los humanos no ha sido estudiada a fondo. Atsuko Kaito, investigadora de la Universidad Sophia de Tokio.
El estudio
Los científicos buscaron demostrar que un gato reconoce su nombre en medio de otras palabras parecidas fonéticamente. Bajo esta premisa, llevaron a cabo una serie de experiencias sobre 78 gatos que viven en hogares japoneses o en bares para gatos.
Usamos el método aclimatación-desaclimatación para investigar si los gatos domésticos podían distinguir las palabras humanas, que consistían [en este caso] en el nombre del gato mismo, nombres comunes, y nombres de otros gatos conviviendo con él.
Con base en esto, los científicos difundieron una grabación vocal a los gatos con cinco palabras leídas por sus amos o por un desconocido. Las cuatro primeras palabras eran de la misma extensión y del mismo ritmo que el nombre del animal, cuyo nombre se escuchaba en la quinta posición.
Mientras tanto, los investigadores examinaban las reacciones de los gatos como los movimientos de la cabeza, cola y orejas. De esta manera pudieron darse cuenta de que mientras los animales no mostraban ningún interés para las cuatro primeras palabras, la mayoría de ellos reaccionó al escuchar su nombre, pronunciado por su amo.
Tras este hallazgo se puede concluir que quizás los felinos no estén conscientes de que se trata de su nombre, pero reaccionan cuando escuchan un sonido habitual y que asocian con una recompensa, como una muestra de cariño o algo de comida.
Sin embargo, el estudio demostró que los animales que viven en un bar para gatos son menos sensibles a su nombre, lo que se puede explicar por el hecho de que escuchan muchos nombres a la vez y no se identifican con uno en particular.
Los gatos no están hechos para responder a las señales humanas. Comunicarán con los humanos cuando lo querrán.