Cuando escuchamos la frase “lágrimas de cocodrilo” de inmediato sabemos que se refiere a alguien que finge tristeza, pena o llanto, pero ¿por qué las lágrimas de estos reptiles están asociados con la falsedad y maldad?.
Desde el siglo XIII ya se hacía referencia a este hecho cuando el monje Bartholomaeus de Glanville escribió que estos animales atacaban hombres a la orilla de los ríos pero que no los devoraban inmediatamente, ya que primero “lloraban” sobre ellos, poco después Brunetto Latini escribió que el reptil no llora antes de comer a su víctima sino mientras la está devorando.
En la obra los Viajes de Sir John Mandeville, escrita alrededor del año 1400, refiere que estos reptiles lagrimeaban después de devorar a sus presas, como si intentaran expresar remordimiento, fue en el XVI cuando las lágrimas de los cocodrilos empezaron a ser asociadas con la falsedad, debido a la imagen de maldad que se tenía de ellos.
Los cocodrilos lloran, pero no se trata de un acto que esté relacionado con la emoción, sino una necesidad fisiológica del propio animal debido a que una vez fuera del agua, estos deben tener sus ojos lubricados.
Están dotados de unas glándulas lacrimales que van secretando lágrimas ininterrumpidamente con el fin de que no se les sequen los ojos, el líquido se les va acumulando alrededor del mismo y en un momento dado es expulsado y es cuando parece que están llorando.
Y suele ocurrir cuando devoran una presa, es habitual observar a un cocodrilo comiendo mientras de sus ojos sale continuamente lágrimas, al masticar y apretar las mandíbulas éstas activan el lagrimal, por lo que parece que el animal está llorando mientras se come a su víctima.
Además las lágrimas permiten a los cocodrilos lubricar sus ojos, que se limpien de cualquier impureza, así como aprovechar para expulsar los excesos de sal de su organismo.