El bolillo es uno de los panes más solicitados en la cocina popular mexicana, es tan versátil que se utiliza para preparar molletes, la dulce capirotada, como ingrediente para el mole y todas las variedades de tortas, incluso se dice que sirve de remedio para el susto.
Pero los antecedentes de este pan se remontan al pan francés, particularmente gracias a Camille Pirotte, un panadero del emperador Maximiliano, quien fue el encargado de enseñar a las tropas de Guadalajara como hacer pan.
El panadero francés se volvió muy popular debido a que regalaba a la población el pan que se quedaba después de dos días y que por esta razón, al bolillo también se le conoce como birote, ya que es como pronunciaban su apellido.
Ya durante el porfiriato, una época en que se tuvo mucha influencia de la cultura francesa se empezó a elaborar un pan con la costra crujiente en el exterior y de migajón suave y esponjoso por dentro, parecido a la baguette.
Debido a la expansión de la panadería en todo el país, los comercios comenzaron a incrementar su producción de bolillo dando como resultado el sacar el pan cada 20 minutos, el pan caliente se volvió el favorito de la gente, por lo que de ahí surgió la frase "se vende como pan caliente”.
Es por eso que el bolillo, ese pan horneado a base del trigo es un elemento cultural y gastronómico en la población mexicana.