La poca circulación del agua más la contaminación que sufre el caudal del río Tizates comienzan a convertirse en un problema ambiental, debido al olor que se desprende del mismo.
Es así como los vecinos que circundan a los cuatro kilómetros de longitud que tiene este cuerpo de agua en la zona urbana del Pueblo Mágico, lo han evidenciado, pues el olor que se desprende de él es desagradable.
“Ya en las tardes está complicado, huele muy feo y siempre ha sido así, cada temporada de calor es lo mismo, y nadie hace nada” denunció una vecina del río, quién por seguridad, prefirió omitir su nombre.
Este río es el único que pasa por la mancha urbana, de los siete ríos que alimentan a la presa Miguel Alemán Valdés, por lo que los niveles de contaminación que registra han preocupado a la sociedad civil organizada.
Asociaciones ambientales como los Guardianes de Valle de Bravo, han emprendido campañas de limpieza del caudal, denunciando a los vecinos que conectaron las salidas de sus drenajes al caudal del mismo.
En un trabajo coordinado con las autoridades municipales, el año pasado hicieron recorridos y clausuraron al menos ocho drenajes de casas que daban al río, sin embargo, parecería que han sido insuficientes los esfuerzos.
Incluso, en una estrategia para evitar que la basura llegue hasta la presa, se hicieron presas con piedras, lo cual dificulta que circule el agua en el estiaje, encharcándola y haciendo que el olor por las tardes sea insoportable para los vecinos del río.
“Nosotros no tiramos basura, es más una vez denunciamos a los vecinos que tiraban escombro de un muro que hicieron ahí, pero nadie vino, y nosotros somos los que pagamos que el agua se encharque y huela mal” explicó la vecina afectada.
De esta forma, el olor del río Tizates provocado por un problema de contaminación que aún no se ha solucionado por parte de las autoridades gubernamentales, se empieza a convertir en un problema ambiental más, esperando que se tomen cartas en el asunto.