Alacranes, caracoles, escarabajos y arañas son los primeros huéspedes de los tres hoteles para insectos instalados en el parque Matlazincas El Calvario, únicos en el valle de Toluca, con lo cual se pretende compensar la carencia de espacios naturales en la ciudad.
Los hoteles se construyen a partir de materiales reciclados, principalmente madera para la estructura y sostener las habitaciones, en el interior se utilizan ramas secas, piñas de pino, cortezas, hojas, musgos y pequeños troncos que se perforan con agujeros de varios diámetros y profundidades.
Su ubicación debe ser en espacios abiertos, principalmente jardines o parques, ya que el objetivo es recibir a especies que buscan un refugio temporal sobre todo en invierno.
En la capital mexiquense, desde marzo pasado, se cuenta con esta opción para los insectos. La respuesta como refugio es lenta, porque hasta el momento sólo se ha registrado la presencia de caracoles, escarabajos, arañas y alacranes, no obstante, la intención es que se tengan a los principales polinizadores, que son las abejas y algunas especies de avispas.
Paulina Hinojosa Torres, directora del Centro de Educación Ambiental en Toluca, dijo que la creación de estos hoteles es una estrategia de conservación de bichos que son muy importantes para los humanos en la producción de alimentos.
“Las ciudades albergan una alta biodiversidad, así que dichos hoteles permitirán atraer insectos que son importantes para sostener áreas verdes, por ejemplo los árboles frutales, diversos tipos de flores; es una manera de permitirles habitar con los humanos”, indicó.
De manera paralela, ayudará a fortalecer la educación ambiental entre la gente, pues se debe aprender a valorar su importancia en el ecosistema, tal es el caso de los polinizadores que son un grupo vulnerable, pero también el de los limpiadores que ayudan desintegrar la materia orgánica y generan suelo nuevo.
Con el tiempo se tiene la expectativa de que esta estrategia la adopte la ciudadanía en sus escuelas, huertos, casas y empresas, ya que los bichos viven en todos lados. Para un mayor éxito se recomienda tener alrededor de los refugios diversos tipos de plantas, como sábila, margaritas, flores aromáticas, y así puedan llegar otras especies como las mariposas.
“Lo primero que buscamos es que se disperse la estrategia en todo el municipio (el siguiente hotel será en el Centro de Control Animal en Tlacotepec), que todos los ciudadanos se interesen en tener un insectario, de igual forma les hemos hecho un llamado a los delegados para fomentarlo en sus comunidades, nosotros proporcionamos la asesoría en la construcción, sabemos que a corto plazo no se tendrá el impacto que esperamos en la cantidad de insectos residentes, pero es importante tomar acciones”, abundó.
La especialista agregó que no hay datos de refugios para insectos en otros municipios de la entidad ni en el país, pero sabe que en el Bosque de Chapultepec existen insectarios y en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) están haciendo refugios para los colibríes.
Para nuestra ciudad y estado esta estrategia tal vez es nueva, pero en Europa se utilizan desde las década de los 70, sobre todo en Alemania e Inglaterra.
Crear conciencia del ecosistema
La gente elimina a los insectos simplemente porque los considera desagradables o peligrosos, por eso Hinojosa consideró que una de las tareas más difíciles es cambiar la mentalidad de la gente que vive en un ambiente urbano.
“Como es malo, feo o peligroso, antes que me haga algo lo mato, es lo que normalmente dice la gente cuando ve un insecto, sabemos que hay depredadores como arañas o alacranes y se defenderán si los molestamos, pero ellos sirven para equilibrar poblaciones que no queremos, entre ellas los pulgones, además debemos entender que como seres humanos no somos prioridad, sino parte de la naturaleza”, indicó.
La especialista en manejo de recursos naturales invitó a la población a crear conciencia de la importancia de la biodiversidad en todos los ecosistemas de la tierra, porque se tiene la creencia que si algo pasó al otro lado del mundo no tendrá consecuencias al resto de los habitantes y no es así.
“La gente en este paradigma postmodernista con un nivel de consumo alto parece que la mayor preocupación es acumular, presumir tus bienes y se olvida que dependemos de los servicios ecosistémicos, crear esa conciencia es difícil y lo venimos intentando desde los años 70 pero no se ha logrado”, indicó.
Para mejorar en los resultados, recalcó la necesidad de reforzar la políticas públicas, voluntad empresarial y sobre todo de la participación social.