/ miércoles 14 de diciembre de 2022

La conservación de especies sí funciona

Aunque el fenómeno de la extinción de especies es alarmante, hay muchos esfuerzos que se están llevando a cabo y a los cuales podemos sumarnos para ser parte de la solución y no del problema

La lista de especies que se encuentran en peligro de extinción en todo el mundo es cada vez más grande. Por ello, diversas organizaciones internacionales han propuesto iniciativas que propicien la recuperación de algunas de ellas.

De acuerdo con los especialistas, la problemática y la solución de este fenómeno están estrechamente ligadas.

Con más de 42 mil 100 especies en peligro de extinción alrededor del mundo, es decir el 28 por ciento del total de las especies a nivel global, los expertos catalogan como urgente la necesidad de atender dicha problemática.

“El problema es que cuando se habla de una especie en peligro de extinción es que muchas pueden correr el riesgo de desaparecer, ya que están interconectadas y unas dependen de las otras”, dijo en entrevista con El Sol de México Fidel Camacho, biólogo especialista en manejo de recursos naturales.

De acuerdo con el Índice Planeta Vivo publicado este año por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), de 1970 a 2018 el 69 por ciento de las especies ha disminuido a nivel global.

Mientras que la región con tasa de pérdida más alta es América Latina, que presenta 94 por ciento de pérdida de sus especies.

“Se presta mucha atención a la extinción de especies de los océanos. Sin embargo, se ha dejado de lado la importancia de las de agua dulce, que es un grupo que ha disminuido su población 83 por ciento, una de las cifras más críticas”, dijo a este medio Ninel Escobar, subdirectora de Cambio Climático en WWF México y líder climática en The Climate Reality Project.

Además, los expertos dicen que la extinción de especies no es un tema exclusivo de los animales, ya que también las plantas y los árboles son víctimas de este fenómeno.


“La extinción de flora es un problema grave porque son los productores primarios y si te llevas a uno, con él te estás llevando a diez especies, entre ellas otras plantas y animales”, afirmó Camacho.


Por ello, los especialistas encuentran la solución en la raíz del problema: La destrucción de los ecosistemas.

La razón por la que hoy en día se extinguen más especies es la destrucción parcial o total de su hábitat, y su recuperación radica en la recuperación del mismo.

Una de las prácticas que se están llevando a cabo para la recuperación de ecosistemas y por consiguiente de especies, es el herbo-esperma, una opción por la que mediante inseminación artificial se pueden revegetar especies nativas de manera más sencilla y rápida.

Con la propagación de esta práctica se han logrado repoblar de flora algunas zonas en las que las especies han logrado recuperar sus ecosistemas.


Recuperar lo perdido

Con el objetivo de conservar y recuperar algunas de las especies en peligro de extinción, diversas empresas y organizaciones han puesto en marcha algunos proyectos para preservarlas.

Uno de ellos es el Proyecto para la Conservación de Especies Amenazadas, el cual, mediante un correcto manejo de los ecosistemas y una buen gestión de recursos naturales, pretende conservar a cuatro especies: El Picaflor de Arica (CR; en peligro crítico de extinción), así como el Huemul, el Queule y el Zorro de Darwin, catalogadas como especies en peligro (EN).

Con la iniciativa, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), junto con el financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), buscan generar socios estratégicos y alianzas con las comunidades locales para poder propiciar una conservación de las especies tanto a nivel global como local.

El proyecto no sólo pretende poner en práctica acciones de conservación. Dentro de sus pilares también están la incorporación de políticas públicas como instrumento de conservación ambiental y la producción sostenible de recursos para el cuidado del entorno natural.

El proyecto, liderado por especialistas en Química Ambiental e Ingeniería Agrónoma, ya está en marcha en algunas regiones de Chile, entre las que destacan Arica y Parinacota, Maule, Ñuble, Biobío y Araucanía.

Otro esfuerzo destacable es el Programa de Conservación de Especies en Riesgo (PROCER), el cual está enfocado a la conservación de especies en México.

La iniciativa lanzada en 2007 por el gobierno mexicano, conserva especies de diferentes grupos, que van desde mamíferos y reptiles hasta los corales y la flora de la región. Sin embargo, pone especial atención a las especies consideradas “sombrilla”, las cuales además de estar en peligro de extinción tienen papeles protagónicos dentro de los ecosistemas del país.

De entre las 306 especies que conserva el proyecto, destacan el águila real, el lobo mexicano, el jaguar, la vaquita marina, la tortuga laúd, la mariposa monarca y el ajolote.

El PROCER ha implementado en diversas regiones de México la llamada Economía de la Conservación, la cual desarrolla e impulsa proyectos, programas y actividades en las zonas de conservación e influencia de la especie.

Por ejemplo, en el caso de la Mariposa Monarca, se lleva a cabo el Programa de Manejo Integral del Fuego, que tiene como objetivo gestionar y controlar los incendios cerca o su zona de influencia para que los siniestros que puedan llegar a ocurrir no la afecten.

Asimismo, organizaciones internacionales como Fundación Aquae, han propuesto otras iniciativas para su conservación.

Una de ellas es la crianza en cautiverio. Esta es la reproducción y cuidado de cierta especie en un espacio controlado.

El objetivo es que los ejemplares puedan crecer y reproducirse lejos de los riesgos que representa el humano para ellos en su entorno natural.

Al tener una población suficiente, ya pueden ser reintroducidos a sus hábitats naturales con un menor riesgo de extinción gracias al número de ejemplares existentes.

Con estos y otros esfuerzos, se ha logrado rescatar de la extinción a más de 48 especies, entre las que destacan la Ballena Gris, con una población actual de 27 mil ejemplares, el Águila Calva, con una población de más de 100 mil y el Bisonte Americano, que hoy en día su población ronda los 500 mil ejemplares.


¿Nos afecta?

La extinción de especies, así como las prácticas para su conservación son asuntos que afectan o benefician a todos por igual, ya que todas las especies del planeta están interconectadas y son factores productivos en la mayoría de los sectores, por lo que la extinción de una o varias de ellas supondría un colapso total de las industrias.

“Los científicos han proyectado que si no se detiene la acelerada extinción que estamos viviendo, varios sistemas van a sufrir desbalances, entre ellos el agroalimentario, el cual depende casi totalmente de los animales”, explicó Ninel Escobar.

De acuerdo con un estudio publicado por el Biólogo e Investigador Académico Jorge Arturo Ramírez, la pérdida de biodiversidad supone un aumento de vulnerabilidad ante desastres, disminución de calidad y cantidad del recurso hídrico, así como el descenso en la diversidad de cultivos, lo cual pone en riesgo la seguridad alimentaria.

Por ello los expertos hacen un llamado a nivel mundial para que las personas tomen conciencia y se den cuenta de que la extinción de especies sí afecta a todos en su vida cotidiana.


¿Y qué podemos hacer?

Para comenzar a actuar en pro de las especies vulnerables, la organización mundial Stand For Trees publicó en 2021 algunos consejos que las personas pueden seguir para contribuir con acciones concretas desde casa.

En primer lugar pone sobre la mesa limitar el consumo de carne y lácteos de granjas industriales o de aceite de palma no sostenible.

De acuerdo con la organización, la producción de carne es una de las principales razones por las que se deforesta en el mundo, por lo que reducir su consumo supondrá la disminución de esta práctica.

Otra de las recomendaciones es cultivar flora local en el hogar o espacios de trabajo, ya que proporcionarán alimento y hogar a las especies de fauna nativa como abejas y mariposas, lo que ayudará a mantener sano el ecosistema y sus especies.

También invitan a apoyar organizaciones locales, nacionales o globales que propicien la conservación de las especies y a informarse en sus sitios oficiales.

“Debemos entender que los animales no son adornos y que vivimos en un planeta en el que todas las especies dependen de las demás. Hoy en día el ser humano está aquí por la gran variedad de especies que existen en el mundo”, concluyó Escobar.

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La lista de especies que se encuentran en peligro de extinción en todo el mundo es cada vez más grande. Por ello, diversas organizaciones internacionales han propuesto iniciativas que propicien la recuperación de algunas de ellas.

De acuerdo con los especialistas, la problemática y la solución de este fenómeno están estrechamente ligadas.

Con más de 42 mil 100 especies en peligro de extinción alrededor del mundo, es decir el 28 por ciento del total de las especies a nivel global, los expertos catalogan como urgente la necesidad de atender dicha problemática.

“El problema es que cuando se habla de una especie en peligro de extinción es que muchas pueden correr el riesgo de desaparecer, ya que están interconectadas y unas dependen de las otras”, dijo en entrevista con El Sol de México Fidel Camacho, biólogo especialista en manejo de recursos naturales.

De acuerdo con el Índice Planeta Vivo publicado este año por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), de 1970 a 2018 el 69 por ciento de las especies ha disminuido a nivel global.

Mientras que la región con tasa de pérdida más alta es América Latina, que presenta 94 por ciento de pérdida de sus especies.

“Se presta mucha atención a la extinción de especies de los océanos. Sin embargo, se ha dejado de lado la importancia de las de agua dulce, que es un grupo que ha disminuido su población 83 por ciento, una de las cifras más críticas”, dijo a este medio Ninel Escobar, subdirectora de Cambio Climático en WWF México y líder climática en The Climate Reality Project.

Además, los expertos dicen que la extinción de especies no es un tema exclusivo de los animales, ya que también las plantas y los árboles son víctimas de este fenómeno.


“La extinción de flora es un problema grave porque son los productores primarios y si te llevas a uno, con él te estás llevando a diez especies, entre ellas otras plantas y animales”, afirmó Camacho.


Por ello, los especialistas encuentran la solución en la raíz del problema: La destrucción de los ecosistemas.

La razón por la que hoy en día se extinguen más especies es la destrucción parcial o total de su hábitat, y su recuperación radica en la recuperación del mismo.

Una de las prácticas que se están llevando a cabo para la recuperación de ecosistemas y por consiguiente de especies, es el herbo-esperma, una opción por la que mediante inseminación artificial se pueden revegetar especies nativas de manera más sencilla y rápida.

Con la propagación de esta práctica se han logrado repoblar de flora algunas zonas en las que las especies han logrado recuperar sus ecosistemas.


Recuperar lo perdido

Con el objetivo de conservar y recuperar algunas de las especies en peligro de extinción, diversas empresas y organizaciones han puesto en marcha algunos proyectos para preservarlas.

Uno de ellos es el Proyecto para la Conservación de Especies Amenazadas, el cual, mediante un correcto manejo de los ecosistemas y una buen gestión de recursos naturales, pretende conservar a cuatro especies: El Picaflor de Arica (CR; en peligro crítico de extinción), así como el Huemul, el Queule y el Zorro de Darwin, catalogadas como especies en peligro (EN).

Con la iniciativa, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), junto con el financiamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés), buscan generar socios estratégicos y alianzas con las comunidades locales para poder propiciar una conservación de las especies tanto a nivel global como local.

El proyecto no sólo pretende poner en práctica acciones de conservación. Dentro de sus pilares también están la incorporación de políticas públicas como instrumento de conservación ambiental y la producción sostenible de recursos para el cuidado del entorno natural.

El proyecto, liderado por especialistas en Química Ambiental e Ingeniería Agrónoma, ya está en marcha en algunas regiones de Chile, entre las que destacan Arica y Parinacota, Maule, Ñuble, Biobío y Araucanía.

Otro esfuerzo destacable es el Programa de Conservación de Especies en Riesgo (PROCER), el cual está enfocado a la conservación de especies en México.

La iniciativa lanzada en 2007 por el gobierno mexicano, conserva especies de diferentes grupos, que van desde mamíferos y reptiles hasta los corales y la flora de la región. Sin embargo, pone especial atención a las especies consideradas “sombrilla”, las cuales además de estar en peligro de extinción tienen papeles protagónicos dentro de los ecosistemas del país.

De entre las 306 especies que conserva el proyecto, destacan el águila real, el lobo mexicano, el jaguar, la vaquita marina, la tortuga laúd, la mariposa monarca y el ajolote.

El PROCER ha implementado en diversas regiones de México la llamada Economía de la Conservación, la cual desarrolla e impulsa proyectos, programas y actividades en las zonas de conservación e influencia de la especie.

Por ejemplo, en el caso de la Mariposa Monarca, se lleva a cabo el Programa de Manejo Integral del Fuego, que tiene como objetivo gestionar y controlar los incendios cerca o su zona de influencia para que los siniestros que puedan llegar a ocurrir no la afecten.

Asimismo, organizaciones internacionales como Fundación Aquae, han propuesto otras iniciativas para su conservación.

Una de ellas es la crianza en cautiverio. Esta es la reproducción y cuidado de cierta especie en un espacio controlado.

El objetivo es que los ejemplares puedan crecer y reproducirse lejos de los riesgos que representa el humano para ellos en su entorno natural.

Al tener una población suficiente, ya pueden ser reintroducidos a sus hábitats naturales con un menor riesgo de extinción gracias al número de ejemplares existentes.

Con estos y otros esfuerzos, se ha logrado rescatar de la extinción a más de 48 especies, entre las que destacan la Ballena Gris, con una población actual de 27 mil ejemplares, el Águila Calva, con una población de más de 100 mil y el Bisonte Americano, que hoy en día su población ronda los 500 mil ejemplares.


¿Nos afecta?

La extinción de especies, así como las prácticas para su conservación son asuntos que afectan o benefician a todos por igual, ya que todas las especies del planeta están interconectadas y son factores productivos en la mayoría de los sectores, por lo que la extinción de una o varias de ellas supondría un colapso total de las industrias.

“Los científicos han proyectado que si no se detiene la acelerada extinción que estamos viviendo, varios sistemas van a sufrir desbalances, entre ellos el agroalimentario, el cual depende casi totalmente de los animales”, explicó Ninel Escobar.

De acuerdo con un estudio publicado por el Biólogo e Investigador Académico Jorge Arturo Ramírez, la pérdida de biodiversidad supone un aumento de vulnerabilidad ante desastres, disminución de calidad y cantidad del recurso hídrico, así como el descenso en la diversidad de cultivos, lo cual pone en riesgo la seguridad alimentaria.

Por ello los expertos hacen un llamado a nivel mundial para que las personas tomen conciencia y se den cuenta de que la extinción de especies sí afecta a todos en su vida cotidiana.


¿Y qué podemos hacer?

Para comenzar a actuar en pro de las especies vulnerables, la organización mundial Stand For Trees publicó en 2021 algunos consejos que las personas pueden seguir para contribuir con acciones concretas desde casa.

En primer lugar pone sobre la mesa limitar el consumo de carne y lácteos de granjas industriales o de aceite de palma no sostenible.

De acuerdo con la organización, la producción de carne es una de las principales razones por las que se deforesta en el mundo, por lo que reducir su consumo supondrá la disminución de esta práctica.

Otra de las recomendaciones es cultivar flora local en el hogar o espacios de trabajo, ya que proporcionarán alimento y hogar a las especies de fauna nativa como abejas y mariposas, lo que ayudará a mantener sano el ecosistema y sus especies.

También invitan a apoyar organizaciones locales, nacionales o globales que propicien la conservación de las especies y a informarse en sus sitios oficiales.

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