Con un consumo global que supera los 5 mil millones de kilogramos al año, la producción masiva de aguacate ya comienza a causar estragos en el planeta y México es uno de los países más afectados. Su cosecha se exporta principalmente a Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia.
Michoacán es el principal estado mexicano productor con 8 de cada 10 aguacates en México y 5 de cada 10 en el mundo tiene dicho origen, los campos de plantación del fruto abarcan el equivalente a 196 mil campos de futbol y la economía depende de los 2 mil 500 millones de dólares anuales que ingresan por su siembra, la cual se fortaleció a partir del Tratado de Libre Comercio.
Lo anterior se detalla en el artículo: El aguacate, el “oro verde” que provoca estragos ambientales, publicada el 10 de marzo del 2020 por el World Economic Forum.
En el caso del aguacate que se exporta a Estados Unidos llegó a todos los mercados en 2005, pero hay un evento deportivo que se ha ganado los reflectores por su alta demanda, se trata del Super Bowl donde se consume el 7% anual en un solo día.
La noticia a nivel económico es buena, pero en el tema ambiental está generando un efecto adverso con daños ambientales irreparables que están contribuyendo al cambio climático al requerir la tala masiva de ecosistemas forestales afectando la biodiversidad, los efectos se ven en Michoacán con cambios de temperatura y lluvias torrenciales que afecta incluso a la migración de la Mariposa Monarca.
Adicional a lo anterior los cerca de 9 mil 500 millones de litros de agua diarios que se ocupan para regar las plantas de aguacates amenazan con secar los mantos acuíferos del estado, un ejemplo es que una hectárea de aguacate con 156 árboles consume 1,6 veces más que un bosque con 677 árboles por hectárea.
La sobreexplotación de los yacimientos de agua también han generado movimientos telúricos irregulares.
Por si fuera poco, la industria se ha convertido en uno de los puntos de inversión del crimen organizado en coalición con autoridades gubernamentales corruptas y la tala ilegal.
En Michoacán suman once municipios autónomos que han decidido resistir frente al ecocidio que representa la producción del aguacate. Cherán fue el pionero que ha apostado por la reforestación y la protección del medio ambiente desde 2011.
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